Mi padre a la derecha, Cebrián en el centro y Castillo a la izquierda |
Después de "rebañar" esta carpeta y antes de dar a la misma (continente y contenido) el destino del cesto de los papeles, voy a dejar constancia, por si a alguien le interesa, que fue de aquel joven oficial (acababa de cumplir 25 años) que tras dejar a su embarazada esposa en el domicilio de Valencia volvió sobre sus pasos recorriendo los 9 kilómetros que le separaban de Torrente y de la sede del Cuartel General (en clave "Posición Pekin" entonces enclavada en una uberrima huerta llena de naranjos, cuyo edificio, rehabilitado, subsiste en la actualidad y es la sede de la Casa de Ejercicios Espirituales la Purisima, que puede verse en el cruce de la carretera de Torrente a Alacuas, frente al palacio Cortina para entregarse a las tropas del general Martín Alonso.
Lo primero (dice mi padre) fue acudir a la vivienda que habían ocupado para recoger algún objeto personal y vestirse con su mejor uniforme. Despertó al casero que tenía una lechería en los bajos del edificio, le pagó algunas cantidades que mi madre le dijo que había quedado a deber, cenó frugalmente con lo que quedaba en la casa (poca cosa), entregó las llaves y se fue al Cuartel, a aquella posición "Pekín" en la que había pasado casi toda la guerra. Primero a las órdenes directas del teniente coronel Matallana, Jefe de Estado Mayor del Ejército de Levante y siempre a la del general Don Leopoldo Menendez López, que (dice) siempre tuvo una gran deferencia hacia él. Aquí, mi padre me apunta que al final no está demasiado seguro de que el general no jugara a "dos cartas"; por un lado, el anticomunismo y apoyo incondicional al coronel Casado, y por otro con "paños calientes" para los comunistas "vivos" en Levante, que todavía tenían "poder" desde la posición "Yuste" (Elda, Alicante) donde estaba el presidente Negrin y toda la Plana Mayor del PCE y del Comisariado Político.
Mi padre con sus dos amigos del alma, Castillo y Cebrián. Mi padre está de pie a la derecha. |
Cuando con las primeras luces del día 30 de Marzo de 1936 llegó al Cuartel, allí no quedaba ni una "rata" con estrellas o galones; tan solo un grupo de soldados "derechistas" que esperaban a los suyos (los "neutros" o con ideas "izquierdistas" se habían ido, habían desertado. Ante la expectación de ese grupito que habían sacado (malabarismo) una bandera bicolor, mi padre procedió a poner en posición un heliógrafo y a trasmitir por él el mensaje de rendición. Acto seguido (debía tener mucha sangre fría) desmontó uno de los espejos, lo guardó en su macuto, como pieza de "convicción" según terminología procesal pero (según él) como recuerdo histórico (ese espejo sobrevivió y vi a mi padre, en Lérida, afeitarse –navaja barbera, como era de rigor– mirándose en dicho espejo que en el verano colgaba de un clavo en el balcón de la parte trasera del piso). Recuerdo, pese a no tenerlo anotado, su risa alegre al afeitarse al poner de relieve que nadie podía imaginar que con aquel espejo se había emitido el mensaje de rendición.
Estado actual del edificio que albergó a la Posición Pekín durante la Guerra Civil |
No tardaron en llegar las vanguardias del ejército vencedor, al mando del general Martín Alonso, con muchas precauciones, y mi padre de pie, ante la puerta principal, con el grupito de soldados con la bandera nacional a un lado. Un oficial le preguntó donde estaban sus jefes, sus superiores, y al contestar que él era quien por la huida de unos y la posible deserción de otros era la máxima autoridad allí y en tal concepto rendía la posición, fue desarmado (llevaba enfundada su pistola reglamentaria) pese a que la Convención de Ginebra prescribía que los Oficiales podían conservar su arma corta, y una pareja de la Guardia Civil se hizo cargo de mi padre, ya preso... Su gran lamento es que lo esposaron, como si fuera un malhechor y andando (era la tercera vez que hacía el recorrido en doce horas) fue conducido a Valencia e internado en la Plaza de Toros, en cuyo recinto ya estaban presos muchos individuos, paisanos o militares, que desde el día anterior la "Quinta Columna" había ido deteniendo.
Obviamente, mi madre y la familia de mi padre no se quedaron de brazos cruzados aquel día 30 de Marzo y empezaron a realizar averiguaciones. Nuestro domicilio estaba relativamente cerca del Coso taurino y era público y notorio que allí estaban concentrando a los "derrotados". Y aquí surge un elemento insospechado que no solo tengo anotado en esa conversación con mi padre en 1953, sino que durante años fue motivo de conversación en mi casa.
Resulta que mi tía Amparo (la única hermana de mi padre) tenía un "novio", nunca demasiado bien visto por el resto de familiares por ser un anarquista furibundo, que no estaba muy claro si participaba en lo que llamaban "sacas" de derechistas para llevarlos a asesinar a la playa de El Saler. Siempre hacía alarde de ferocidad y debía tener buenas agarraderas pues le consiguió un empleo a su novia (en las oficinas de la Metro) con el que se alivió el problema económico de mi abuela (viuda y con sus otros dos hijos en la guerra) y estando en edad militar no pisó el Frente en ningún momento. Esta persona (nunca anoté su nombre y apellidos, solo el alias por el que era conocido (Feaces) que se decía era hijo ilegitimo de Alfonso XIII (mi madre decía que tenía toda la cara del rey) el día uno de Abril se presentó a buscar a su novia, vestido con uniforme de Falange... Resultaba que había sido espía de Franco y quintacolumnista... Enterado de la detención de mi padre debió presentarse raudo en la Plaza de Toros pues (aquí continuo con el relato de mi padre) por megafonía oyó su nombre y la orden de presentarse en tal puerta y allí encontró al que iba para cuñado, que parecía tener "mando" pues lo sacó del Coso y lo hizo pasar por una especie de tribunal de responsabilidades políticas que en pocas horas lo despacharon con una condena de un mínimo de veinticinco años de destierro a Lérida, en donde encontró empleo en la RENFE y donde estuvimos dieciséis años (hasta 1955).
Puede parecer una fábula lo que estoy contando, pero el tema de los "espías" y la "quinta columna" fue el pan nuestro de aquellos días. Si, como confesaba el Coronel Casado en sus memorias, resultó que su ayudante el teniente coronal Centaño, era agente franquista, y fue quien le puso en contacto con el Cuartel General de Franco para las conversaciones de rendición de Madrid.
Tengo un último apunte de la posición "Pekin": mi padre dice que en la misma estuvo un tiempo el general Miaja para dirigir la fortificación de Valencia, así como el que después sería dictador de Yugoslavia, general Tito, y que algunos intelectuales formaron un grupo literario que llamaron "El Ballenato", en donde tuvo la ocasión de oir recitar versos a Miguel Hernández y conocer al musico alcoyano Carlos Palacio que hizo el himno de las Brigadas Internacionales... Y mientras mi padre pasaba por esos trances, el buque inglés "Galatea" iba con rumbo a las Islas Británicas, llevando a bordo a todos los jefazos del "Consejo Nacional de Defensa Casadista" (Leopoldo Menendez, Juan Ibarrola, Federico de la Iglesia, Segismundo Casado, Francisco Ciutat de Miguel, etc.), CON SUS FAMILIARES.
Tengo muy pocas fotografías de mi padre de uniforme militar. Las que pongo aquí deben de ser (en Ceuta) poco antes de irse al curso de suboficial a Játiva. Está con sus dos amigos del alma (Castillo y Cebrián, ambos murcianos). Don José Cebrián Ortiz que fue alférez provisional, fue también el primer director de la sucursal del Banco Exterior de España en Sidi Ifni. En la primra foto mi padre está a la derecha, Cebrián en el centro y Castillo a la izquierda. En la segunda mi padre también está de pie a la derecha. Es de destacar los uniformes que visten las unidades de Ingenieros.
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