domingo, 19 de enero de 2020

¡¡¡VIVA ESPAÑA (CON PERDÓN)!!!

Manuel Jorques Ortiz con el uniforme del Grupo de Policia de Ifni nº 1 (1961-1962)
Manuel Jorques con el uniforme del
Grupo de Policia de Ifni nº 1
(1961-1962)
Hace unos veinticinco años mi compañero de profesión y región (abogado y valenciano) Vizcaíno Casas, escribió un delicioso (y premonitorio) libro con ese título, en el que se quejaba amargamente por el hecho de que España estaba empezando a diluirse por lo “políticamente correcto” que imponían las fuerzas de izquierda y los separatismos varios (principalmente vascos y catalanes). Hablar o escribir sobre España, su gloriosa Historia, antepasados insignes, sangre derramada en la defensa del honor patrio, era delito que te llevaba a las “galeras” virtuales del descredito retrogrado que te marginaba de lo “moderno”. Hoy, amigo Vizcaíno, ya hemos llegado a la estación término de la iniquidad, la falacia, la traición y el despiece… El “sanchismo” unido al sibilino comunismo enaltecedor de las cloacas de la mariconería, el lesbianismo, las (o los) transformismos físicos y mentales, la apropiación de los hijos por el Estado totalitario que se ha empezado a construir, se han hecho con el Poder. Y eso ha ocurrido con el beneplácito expreso del Monarca que en su “nadar y guardar la ropa” perderá la Corona (y con ello la unidad patria) por obviar (¿cobardía?) los artículos 2, 8 y 62 (entre otros) de la Constitución de 1978, que como “comandante en jefe” (Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas) le facultad para dar el golpe de timón que enderece el rumbo que nuestro país lleva.
Ayer sábado estuve rodeado durante todo el día por mi esposa e hijos; parecía que estaba viviendo mis últimas horas; no obstante, yo las vivía con plena conciencia, serenamente, confortado con los sacramentos que me han administrado (confesión, comunión y extremaunción); la noche la he pasado durmiendo plácidamente y al despertarme he pedido me llevaran a la cocina para desayunar y después a mi despacho (todo en silla de ruedas ya que no puedo caminar). Tras dar una ojeada a titulares de prensa me he quedado ensimismado pensando en España (mi querida, mi amada Patria) y como siempre quedan “flecos” de las instrucciones que doy a mi familia para el momento en que fallezca, he pedido que mi féretro sea cubierto con la bandera nacional, la que juré en Sidi Ifni (sí, si, la que lleva como escudo el águila de San Juan que los ignorantes (y perversos) izquierdistas dicen ser franquista cuando en realidad provine de los Reyes Católicos). Encima irá una fotografía mía, vestido con el uniforme del Grupo de Policía Ifni nº 1 (ya está ampliada y enmarcada). Morir como español y católico es mi orgullo (un modesto orgullo, si se quiere), y estar rodeado del amor de mis seres queridos un privilegio que Dios Nuestro Señor me ha concedido.
Bandera de España de 1938.
Bandera de España de 1938.
Si me quedara algo de fuerza escribiría algunas cosas sobre la memoria “histérica” que nadie comenta. En Granollers, ciudad en la que residí durante 25 años, tuve la ocasión de hablar con los hijos de dos “ricos” (un Procurador de los Tribunales –Vallbona– un terrateniente –de Salas–) a los que la FAI, en Julio de 1936 les dieron muerte ¡enterrándolos vivos! Y con el sobrino del barbero de los “ricos” (Pedro Viaplana) al que ataron a la trasera de un coche y lo llevaron arrastrando hasta Cardedeu (unos 8 kilómetros); es posible que los “represaliados” que ahora exhuman en las cunetas sean aquellos asesinos. Un socialista marxista como era Arturo Barea, en su obra “La forja de un rebelde” (tomo 3º, “La llama”), explica las barbaridades que sus correligionarios cometían en Madrid y en el pueblo de Novés (donde veraneaba) con las salvajes muertes que infringían a quienes no eran de su “clase”, por no hablar de los religiosos y personas creyentes que eran asesinados por el mero hecho de llevar sotana o acudir a misa...
Hoy volvemos a estar en 1936. Los separatistas, los socialistas “sanchistas”, los comunistas de Podemos y confluencias, han “lanzado el guante” de la confrontación, tal como hacia Largo Caballero en la primavera-verano de aquel fatídico año. O el Estado (la Corona, los militares, los españoles de bien) lo recogen y contestan adecuadamente o todo lo que hemos tenido y amado, “nuestra España gloriosa”, se irá por el desagüe de la Historia ¡Qué Dios os coja confesados! ¡Yo, afortunadamente ya lo estoy!
Y nada más, queridos amigos. Esta seudo mejoría dominguera no creo que dure. Un fuerte abrazo para todos.

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