Corona tumular de los reyes de España con el cetro. |
He dicho antes y repito ahora que no es nada fácil escribir a favor de la Monarquía cuya titularidad ostentan los Borbones (el último "mohicano" es el que ahora detenta la Corona) pero sí lo es hacerlo en defensa de la INSTITUCIÓN MONÁRQUICA como garante de la indivisibilidad de nuestra NACIÓN... Y eso es lo que voy a intentar hacer, con mayor o menor éxito, a través de estas líneas.
No es nada fácil para alguien que como el que esto escribe defiende el modelo de Estado monárquico frente al republicano, pero que abomina de los Borbones que tomaron el Trono de España de la mano e intereses del Rey Sol Francés (Luis XIV), empezando por el primero (el deprimido y deprimente Felipe V) y terminando por el venal Alfonso XIII al que su nieto Juan Carlos I ha hecho bueno en los temas de corrupción y “bragueta”, apostarse frente al ordenador para poner de relieve que el acoso y derribo en el que la Izquierda a las órdenes de la comunista PODEMOS (con su fiel “mamporrero”, el PSOE de Pedro Sánchez y los “mariachis” separatistas) no va dirigido a Felipe VI, como daño colateral de la putrefacta conducta de su padre, sino contra una Institución que encarna la UNIDAD DE ESPAÑA.
Uno de los varios arietes que se están utilizando para demoler nuestra Monarquía es el llamado “conflicto catalán”. Desde que el 3 de Octubre Felipe VI dio la “cara” con un solemne mensaje “condenando” la asonada separatista y a sus líderes, el Monarca que representa al Estado tiene “vetada” su presencia institucional en aquella Región, y el Gobierno (el anterior de Rajoy y mucho más el actual de Sánchez) consiente ese desplante, con lo que se hacen coautores del mismo, desplante que no es para la figura personal de Felipe VI sino para el Estado, para España, que hasta el momento solo han defendido, “tímidamente” el Rey y con mayor firmeza los Jueces del Tribunal Supremo: sin ellos todo estaría ya perdido.
Esa falta de respeto desde “dentro” de las Instituciones hacia ESPAÑA hace que no podamos pretender que se nos respete desde fuera , desde las naciones extranjeras, máxime si en esos países ven las fotografías de nuestro actual Presidente confraternizando con un declarado golpista como es Joaquín Torra que se presentó en La Moncloa con el “lacito” denunciador de la existencia de “presos políticos”. En cualquier país decente, con un presidente decente, le hubieran dicho que se quitara el lazo y después tendría sumo gusto en recibirlo. Algo así hizo Tarradellas cuando aquel cura exclaustrado llamado Xirinachs se presentó ante el President de la Generalitat vestido con pantalones de pana, camisa a cuadros, botas camperas y boina y le espetó: “Cuando regrese usted de la “excursión” y se vista convenientemente, le recibiré en mi despacho. El veterano político catalán, con más espolones que un gallo de pelea, sabía que en política se puede hacer de todo MENOS EL RIDÍCULO.
El lacito vejaba a España y la indumentaria de Xirinachs vejaba a la Generalitat, Tarradellas reaccionó haciendo respetar la Institución que presidía mientras que Sánchez se hizo cómplice (sonriente) de la humillación a la Nación que gobierna... Claro que utilizando el viejo adagio latino “quod natura non dat, Salmantica non prestat” (lo que la naturaleza no da, Salamanca no lo presta), que en mi pueblo puede traducirse por “donde no hay mata, no hay patata”. Y, encima, se trata (el tal Torra) de un supremacista que por sus muchas manifestaciones en contra de los españoles debería estar inhabilitado para el ejercicio del importante cargo público que ostenta.
Salvaguardar hoy la Corona (pese a que la ostente un Borbón) es el último bastión para mantener la unidad de España. Roto este dique la “inundación” de los enemigos patrios borrará lo que ha sido y aún es nuestra Nación, una tierra que los griegos rotularon como Hispania (tierra de conejos) que durante siglos fue “tierra de leones” que supieron conquistar, civilizar y evangelizar el desconocido mundo americano. Si ahora solo somos “conejos”, nos tendremos que conformar con ser cazados a tiros, a lazo o con hurón si nos queremos enrocar en nuestras madrigueras cerrando los ojos a lo que se nos viene encima. La Monarquía es la que estorba a Pablo Iglesias (que lleva del ronzal a Don Pedro adornado de los “cascabeles” separatistas) para instaurar “su” República Popular con una Constitución-fotocopia de las de Venezuela y Cuba, con algunas “aportaciones” de sus amigos Ortega (Nicaragua) o Evo Morales (Bolivia) y vete a saber si con “algo” de Corea del Norte.
Estadistas como el General Prim lo veían claro. Era necesaria la Monarquía dado el magma que hervía bajo la corteza terrestre patria. Por eso, cuando el Almirante Topete abrió el “chiquero” para que saliera el “toro” de la llamada “Gloriosa Revolución de 1868”, que “embistió” a la ninfómana y corrupta hasta las cejas Isabel II, mandándola al exilio y con ella a toda su dinastía, Don Juan Prim y Prats anduvo buscando por toda Europa un monarca para que asumiera la Jefatura del Estado y su unidad, pero un monarca al “estilo” de las Casas reinantes en aquel tiempo en el Continente, más moderno, nada absolutista, con gobiernos democráticos, que nos permitiera ser respetados... A alguien le debió “malestar” estas pretensiones de progreso y modernidad pues, tras elegir a Amadeo de Saboya (que llegó a reinar tres años) Prim fue asesinado sin que nunca se haya sabido quien inspiró el magnicidio y lo pagó, aunque si se conocieron a los ejecutores materiales que pudieron huir (con los bolsillos llenos) a América. Algo por el estilo nos ocurrió cuando el mejor estadista que la clase política nos dio en el siglo XIX (Cánovas del Castillo) que había embridado los conflictos en Cuba y Puerto Rico, concediéndoles una amplia autonomía como paso previo a la independencia y posible federación con España, fue asesinado por un insignificante anarquista, mera mano ejecutora de (¿los Estados Unidos?) aquellos que ansiaban arrebatar a España sus últimas colonias... Y todo se vino abajo.
La Historia nos enseña lo ocurrido en España cuando la institución monárquica ha sido derribada. Ha ocurrido en solo dos ocasiones (siempre sin violencia). La primera fue para expulsar del Trono a Isabel II y a la saga de los Borbones que desde el felón, cobarde y traidor de su padre (Fernando VII) difamaban y denigraban a la gran Nación española, pero no lo hicieron (los de 1868) para cambiar Monarquía por República como hemos dicho. Solo al fracasar el relevo de una reina por un rey de nueva estirpe (Amadeo de Saboya, que no fue derrocado sino que se marchó asqueado) nos llevó a una República más que bananera, en donde cada región (y sus caciquillos) se pusieron a “remar” en direcciones contrarias y contradictorias... Duró pocos meses y nos trajo de regreso a los Borbones, no a Isabel II sino a su hijo Alfonso (vete a saber quién era su padre) que murió tan joven que no dio tiempo a saber si hubiera hecho los estropicios de sus predecesores. La segunda fue el derrocamiento de Alfonso XIII (más bien su cobarde huida, al estilo de Puigdemont) y la instauración de la II República que abrió la puerta a la Guerra Civil última, con olvido de las tres anteriores del siglo XIX.
Y ahora nos ha llegado al Poder (bueno, el poder lo tienen quienes le han votado y lo mantienen atado corto) un tal Pedro Sánchez que dicen es nieto de aquel aguerrido legionario que luchó en el bando de Franco (el comandante Castejón) que quiere emular al Príncipe de la Paz (Godoy el “favorito” de Carlos IV y su esposa con los que se dice formaban un “menage a trois”). En el diario El Mundo, de hoy domingo, escribía Francisco Rosell, sobre ese tema, lo siguiente:
“...todo ello, claro, merced a la gracia de un aspirante a Príncipe de la Paz como Sánchez que obligará a España a tener que exiliarse de sí misma sin que nadie le inquiera su opinión, al igual que al trashumante ganado lanar que recorría las veredas y cañadas reales tampoco le preguntaron sobre la disolución del Concejo de la Mesta en 1836, tras tres siglos de existencia.
Desde luego, los costes de su abrazo con los independentistas pueden ser, a la postre, más altos y perniciosos que los de aquella célebre paz de Amiens, que en vez de frenar a Napoleón, le dio alas para invadir España a galope tendido de su caballo favorito hasta que se alzó el pueblo español en defensa de su independencia e integridad territorial.
Seguro que, cuando emerjan los daños irreparables de su inconsciencia, Sánchez se encoge de hombros y exhibe la feliz ignorancia de aquellos que se sorprenden de que una chispa contenga todo el infierno. Es la inconveniencia de que uno se crea sus propias mentiras para sostenerse en el poder...”
Y (por último) echar un vistazo a la prensa catalana (toda en manos de los independentistas) es como un “viaje hacia el pasado” de lo que se publicaba en Febrero de 1936 respecto de los políticos presos entonces por la proclamación de la independencia de Cataluña en 1934: ¡¡TOTS A CASA!! se puede leer, en catalán o castellano, en todos los rotativos importantes que publican en Internet y los pies de foto son:
- 200.000 persones demanen la llibertat dels presos polítics i el retorn dels exiliats (200 mil personas piden la libertad de los presos políticos y el regreso de los exiliados)
- Exigeixen a l’Estat que aturi la repressió contra el sobiranisme i miri què diu Europa (Exigen al Estado que frene la represión contra el soberanismo y mire lo que dice Europa)
- S’aposta pel diàleg sense renúncies (Se apuesta por el dialogo sin renuncias)
En 1936 el “pueblo” liberó a los políticos presos por la fuerza. Ahora me parece que saldrán sin violencia pues Pedro Sánchez les dará las llaves de las celdas (¿con una amnistía?) si es que le fallan los jueces. A estas horas de la tarde del domingo, con Francia campeona del mundo, el Juez Llarena está deshojando la “margarita” que tiene en las manos... ¿Acepto o no acepto la entrega de Puigdemont solo por el delito de malversación? ¿Está siendo presionado desde el Poder Ejecutivo? ¿Puede “tragar” que los diputados presos o huidos conserven sus actas pese a haber sido inhabilitados y pese a ello decrete su libertad provisional? En la semana que empezará mañana tendremos respuestas a esas preguntas. A la pregunta que sin duda se hará o me hará mi querido Don José sobre que hacemos nosotros... Evidentemente, además de “cornudos” vamos a salir apaleados y no nos va a quedar ni el consuelo del proverbio árabe de “ten paciencia, siéntate a la puerta de tu casa, y algún día verás pasar ante ti el cadáver de tus enemigos”, pues que como somos más viejos que los enemigos de España, la biología nos mandará al otro mundo antes que a ellos, a no ser que... (Que cada uno complete la frase a su conveniencia e intereses)
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