El expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, en Alemania. (Reuters) |
Es de sentido común pensar que el ambicioso de Pedro Sánchez que
actualmente está en la fase larvada de la “distensión”, antes de tirarse
de cabeza en la “piscina de la moción de censura”, debió cercionarse de
que había agua suficiente como para no partirse los cuernos, “agua”
consistente en saber lo que querían quienes le iban a votar y cuando o
como tendría que pagar lo que le exigirían. Todo está en marcha como ya
hemos dicho en escritos anteriores. Uno tiene la poltrona de la Moncloa,
otros los medios de comunicación, otros la modificación de la Ley de
Memoria Histórica, otros la exhumación de los cadáveres de Franco y José
Antonio, otros la erradicación de la asignatura de religión o la
supresión de subvenciones a colegios concertados católicos, otros las
subidas de impuestos que, lógicamente acabarán repercutiendo en el
“pueblo llano” como siempre, otros los presos separatistas en las
cárceles catalanas y a sus abogados retando a la nueva Fiscal General
“para que recupere el prestigio internacional de la justicia española”
puesto en la picota por el tribunal alemán y pida la inmediata libertad
de todos los políticos presos, no los acuse de rebelión y exija al Juez
que deje sin efecto las órdenes de detención de los fugados, otros
nombrar comisiones para fiscalizar las “barbaridades” que hizo el Estado
con el artículo 155, otros para restaurar, sin pérdida de tiempo, la
red de delegaciones del Gobern en el extranjero y así un largo etcétera.
Al “alimón” (de acuerdo a una enciclopedia taurina, al alimón es una
forma de torear al toro en la que dos toreros usan simultáneamente una
sola capa) el Parlament que ya ha recibido la notificación oficial de
la inhabilitación de los diputados con auto de procesamiento firme por
el delito de rebelión, dilata decir si va a cumplir o no con el mandato
del Tribunal Supremo, duda muy razonable si tenemos en cuenta que
nuestro “querido” Presidente al conocer que el tribunal alemán no ve la
“rebelión” por ningún lado, ha dicho que hay que acatar esa resolución y
ser juzgado en España (lo dice implícitamente, con la boca pequeña) por
ese delito, con lo que si no hay rebelión para Puigdemont no la habrá
para los demás, y la acusación de malversación no lleva consigo la
inhabilitación automática por lo que todos (incluido el “capitán araña”)
podrán volver a sus puestos políticos por mientras se celebra su
juicio, si llega a celebrarse, pues la tentación de la amnistía esta
gente la tiene muy interiorizada para aflorarla en el momento oportuno
ahora puede ser demasiado pronto, ¿Tal vez en el programa electoral del
PSOE, PODEMOS, PCE, PNV, ERC, CUP y CONVERGENCIA -con sus diversas
etiquetas-?
Hace cerca de 100 años que Benito Mussolini y el
general Miguel Primo de Rivera dieron sendos golpes de Estado incruentos
en Italia y España, con el consentimiento tácito de sus dos jefes de
estado respectivos, el Rey Víctor Manuel III y Alfonso XIII, que después
lo convirtieron en expreso (el consentimiento) al nombrarlos jefes de
gobierno de sus respectivos países.
En España, Pedro Sánchez ha
dado un golpe de estado semejante (y nombrado Jefe del Gobierno, con la
firma del Rey), con una ligera capa de “barniz democrático” consistente
en la “compra” de voluntades a grupos políticos muy heterogéneos y con
un solo denominador común: Erradicar del poder al Partido Popular e
iniciar la subasta de España, en los ámbitos culturales, religiosos,
territoriales e intervencionista en los medios de comunicación para
enrocarse en el “Poder” y preparar el terreno para ganar (como sea) las
próximas elecciones para perpetuarse en el “machito” y poder hacer de
España “de su capa un sayo” cuyo significado es: “obrar alguien según
su propio albedrío y con libertad en cosas o asuntos que a él (y a su
ideología política) sólo pretende que le corresponden.
Es obvio
(sentido común puro) que los Jueces y Fiscales del Tribunal Supremo
intervinientes en la causa penal contra los separatistas rebeldes se
encuentren sorprendidos por la reacción del Poder Ejecutivo ante la
resolución del tribunal alemán, actitud que parece ser como una “orden” o
“advertencia” del camino que el Poder Judicial debe seguir en el futuro
teniendo en cuenta (como ha escrito hoy Luis Herrero) de que un Poder
puede “poco” si tiene enfrente a los otros dos, como es el caso, y que
la reiteración manifestada de que “el conflicto catalán es político”
lleva a la reflexión de que si es político, solo se puede solucionar
políticamente (bajándose los pantalones) y por tanto ¿Qué pintan los
jueces ante un conflicto político? Por ahí van, tímidamente de momento,
los tiros y la única esperanza que le queda a España es que el Poder
Judicial se “apriete bien los machos”, pues buena falta le va a hacer
para enfrentarse al “toro” que ha de torear y (esperamos) estoquear y
matar.
Hemos defendido que, procesalmente, es totalmente legal
decretar la libertad provisional de los presos preventivos siempre que
se mantenga la acusación por rebelión y que los que ostentan cargos
políticos (que se han suspendido por el Tribunal Supremo) dejen de
ejercerlos, pues a la presunción de que no se fugarán (no lo hicieron
antes) se añadiría la imposibilidad de que pudieran reiterar en sus
actividades delictivas como “funcionarios”, dentro de las Instituciones,
e incluso los huidos podrían acogerse a tal beneficio (también sin ser
ya diputados) volviendo a España y presentándose en el Tribunal Supremo
que debería tener en cuenta que no podían tener peor condición que sus
compañeros ya excarcelados.
Si las libertades (que se darán, sin
duda) que pedirán la semana próxima (según la prensa catalana) los
abogados de los presos, es asumida por la Fiscalía pese a que no se haya
llevado a efecto la inhabilitación de los mismos, asomará no solo la
oreja sino “el cerdo completo” de la presión del Gobierno sobre la
Fiscal y dejarán en mitad del ojo del huracán al Magistrado-Juez
instructor que deberá decidir sobre ese tema de la libertad, aunque
previamente deberá hacerlo (solo él tiene potestad para ello) si acepta
la entrega de Puigdemont limitada a ser juzgado solo por malversación de
caudales públicos, cosa que desmontaría de cabo a rabo todo el sumario
instruido hasta el momento y llevaría a Puigdemont a la presidencia del
Gobierno catalán.
Y antes de finalizar (siempre me alargo
demasiado, soy excesivamente “pesado”) quiero dirigirme a los
separatistas de todo pelo que pululan por España, aunque principalmente a
los catalanes que comandan los bobalicones y analfabetos políticos
Puigdemont y Torra (con sus bandas de “cornetas y tambores”) que tienen a
Quebec como el espejo en el que mirarse cuando suspiran por la
independencia, para decirles que sería conveniente leyeran a Julio Verne
(francés), concretamente la juvenil novela Famille sans nom, porque si
la hubieran leído sabrían que los pueblos francés e inglés constituyeron
realidades perfectamente diferenciadas, en Canadá, a lo largo de las
respectivas colonizaciones. Lo que no ocurre en Cataluña, cuya población
proviene de muy distintas partes del Estado español. Todos, catalanes,
andaluces y canarios, somos españoles que no podemos aceptar una
usurpación de nacionalidad. Pensar que el titular de un derecho de
autodeterminación es un mítico "pueblo elegido" no deja de ser una
disparatada presunción.
A tener en cuenta también que el llamado
informe o dictamen Cassese elaborado por ese politólogo a petición del
gobierno federal de Canadá solo reconoce dos categorías de pueblos: Los
que viven bajo dominación colonial o bajo ocupación extranjera, para
tener derecho a la autodeterminación…
Parece mentira que estos
catalanes separatistas que se las dan de “progresistas”, “europeístas”,
“demócratas” y otras alabanzas no sean capaces de ver que la Nación
romántica del Siglo XIX (raza, lengua, espíritu, etc.) es una antigualla
frente a la Nación moderna que solo puede definirse en función del
Derecho.
Por lo que respecta a los textos internacionales que los
separatistas alegan para su pretendido derecho de “decidir”, sustraen
de los mismos (según he podido comprobar) los párrafos o partes que les
interesa ocultar, como los siguientes: “el derecho de libre
determinación se reconoce a la población de los Estados, los
fideicomisos y los territorios no autónomos advirtiéndose, en este mismo
sentido, que tal derecho no autoriza, ni fomenta "acción alguna
encaminada a quebrantar o menoscabar, total o parcialmente, la
integridad territorial de Estados soberanos e independientes dotados de
un gobierno que represente a la totalidad del pueblo perteneciente al
territorio, sin distinción por motivos de raza, credo o color". “Por
tanto, no se puede ignorar, salvo que la intención sea confundir, que la
regulación internacional del derecho de libre determinación de los
pueblos encuentra su verdadera razón de ser en el proceso de
descolonización. Fuera de estos supuestos, sólo parece razonable aceptar
la libre determinación en aquellos casos de pueblos anexionados por
conquista, dominación extranjera, ocupación o pueblos oprimidos por
violación masiva y flagrante de sus derechos” (Nada de lo expuesto puede
ser, afortunadamente, predicable de Cataluña).
Y como el señor
Sánchez, con la caterva de asesores que ha incorporado a su equipo tiene
más medios que un servidor, no le habrá sido difícil tener acceso a
las palabras de Miquel Roca Junyent (uno de los “padres” de la
Constitución) en un curso de verano desarrollado en El Escorial, con las
que ha vuelto a sugerir que es posible un referéndum LEGAL NO
VINCULANTE autorizado por el Gobierno, para que el pueblo catalán se
manifieste sobre si quiere o no la independencia. Suponemos (no es
demasiado difícil suponerlo) que Don Pedro tendrá en cuenta este otro
“mimbre” para tejer el “cesto” de la ruptura de España, en la que
también tiene algún papel el siniestro Soros al que tan de tapadillo
arrulló en La Moncloa días pasados.
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