jueves, 22 de febrero de 2018

La mili en Ifni (1/3)

La mili en Ifni: en su contexto y sin politizarla

Un buen amigo y camarada que hizo el servicio militar obligatorio conmigo en Sidi Ifni, que, aunque alicantino de origen, vive en Barcelona desde hace casi cincuenta años, me envió un recorte del diario La Vanguardia, edición en español del martes 23 de enero pasado, en el que figura un artículo titulado "Ifni, una memoria colonial incomoda"; mi amigo se hallaba indignado por él, a su entender, sesgo político que el columnista (Josep Playá Maset) le daba a un asunto que ambos (y muchos otros amigos) habíamos vivido en primera persona, allá por los lejanos tiempos de 1961 y 1962.
Desfile en Sidi Ifni (1964)
Desfile en Sidi Ifni (1964)
Me extrañó que las personas que daban su más extensa opinión mantuvieran el anonimato (Jorge, de Sant Andreu) y que otros (Andrés Antebi, Pablo González Morandi, Alberto López Bargados y Eloy Martín, que se identifican como el grupo de trabajo de "Barcelona Metrópoli Colonial") fueran los "comisarios" de una exposición de fotografías sobre la mili en Ifni en el Museo de Culturas del Mundo, que dirige un tal Josep Fornés, y que no aparecieran por ninguna parte los dirigentes más relevantes de la Asociación Catalana de Veteranos de Sidi-Ifni, excepto el nombre de su presidente (Miquel Querol), así como que las fotos en cuestión habían sido aportadas por solo veintitrés de los socios de aquella Asociación de los más de quinientos que la formamos.
Todo el artículo posee, a nuestro entender, un enfoque realizado desde el delicado momento político que vive Cataluña desde hace algo más de dos años, que desembocó a que se interviniera su autonomía por la aplicación del artículo 155 de la Constitución española; y decimos esto por el asombro que nos produce la implícita división que se hace entre soldados "españoles" y soldados "catalanes"; a los primero los silencia, como si hubieran estado en Ifni de vacaciones turísticas y de los catalanes dice que sufrieron mucho y los despreciaban (¿por su origen regional, por su lengua, por ser antipáticos o "garrapas"?). También nos ha llamado la atención un párrafo que bajo una fotografía del "arxiu fotografic de Barcelona" afirma categóricamente que había soldados (además de los "sorteados") que hacían allí la mili en concepto de "castigados" (queda en el aire si, eran muchos o pocos y si se refiere exclusivamente a catalanes), aunque los que estuvimos allí (al menos en nuestro reemplazo) durante un año y medio no conocimos a ningún soldado de "quinta" por tal motivo.
El día 12 de febrero leí (en catalán) lo que publicaba el diario Punt Avui y firma María Palau, bajo el título IFNI, HAMBRE, SED y MUERTE, con referencia a la exposición obrante en el Museo de las Culturas del Mundo (Barcelona) y que subtitula como "La exposición del calvario silenciado que vivieron los SOLDADOS CATALANES de quinta en la última guerra de Franco.
En ese artículo pone la autora el énfasis (siempre con un soldado catalán como protagonista) que los oficiales les decían con claridad, a los reclutas que iban a hacer la mili, que sus vidas no valían nada; que la vida de una persona valía menos que una mula: en la guerra de Ifni exactamente cincuenta céntimos de peseta que era lo que costaba enviar un telegrama a los familiares para comunicar escuetamente que había muerto; y que por la muerte de una mula se tenían que dar muchas más explicaciones; que eso lo decía un teniente (no lo identifica con nombre y apellidos, pero simplifica el plural de oficiales a uno solo); que el pobre recluta veía morir cada día, cinco, seis, siete o diez compañeros (¡puñeta, solo a cinco diarios, en año y medio de mili, o sea 547 días fueron 2.737...! Muchos muertos nos parece para un total de 4000 reclutas anuales!); la columnista, en otro párrafo, cifra los muertos en la contienda de 1957-58 en más de mil (sin puntualizar cuál es su fuente), añadiendo que el equipo de "investigadores" (los ya mencionados por su acolito de La Vanguardia, Pablo González, Andrés Antebi, Alberto López y Eloy Martín) pertenecientes al Observatorio de la Vida Cotidiana, entidad que según su página Web dice ser sin ánimo de lucro, aunque oculta quiénes son sus dirigentes, socios, vías de financiación... Tan solo aparece que Andrés Antebi trabaja para ese Observatorio y que sus publicaciones son reivindicativas del anarquismo); por último, dice recoger el inmenso deseo de hablar que tienen los veteranos de Ifni, muchos de ellos octogenarios, que por fin lo han podido hacer mediante la exposición de fotos en el Museo de las Culturas del Mundo.
Si partimos de la premisa de que pese al catalogado como régimen militar el impuesto por Franco tras la guerra civil, las Fuerzas Armadas que guarnecían las posesiones españolas en el África Occidental eran escasas, dotadas de armamento obsoleto, nutridas con reclutas del servicio militar obligatorio a partir de 1956 por la deserción de numerosos indígenas que habían sido la base de aquel Ejército, tienen razón (y siempre lo hemos manifestado) quienes critican las condiciones en que nuestras tropas se encontraban al ser inopinadamente agredidas el 23 de Noviembre de 1957, pero esas condiciones desfavorables y deplorables lo eran para todos los soldados españoles y no solo para los oriundos de Cataluña como los columnistas periodísticos e incluso un documental emitido por la televisión catalana afirman. En ese documental vemos hablando a nuestro buen amigo y compañero Enrique Escribano Bergadá (puede ser consultado pues lo tiene subido a su Web el meritado Observatorio). Como hemos dicho antes, todos dan a entender con mayor o menor claridad los tremendos agravios sufridos por los catalanes; es como si los catalanes hubieran llevado un distintivo regional que los distinguiera (al modo de los judíos durante la dominación nazi identificados con una estrella amarilla) cosa tan incierta como ridícula: Todos éramos españoles; aquel duro y fatigoso servicio militar sirvió para conocernos los jóvenes de todas las regiones de España y fue el motor para el nacimiento de grandes amistades que han perdurado con los años. Como no pretendemos hablar a "humo de pajas", "a tontas y a locas" y "a la buena de Dios", como vulgarmente se dice, voy a continuar estas líneas trayendo a ellas a soldados catalanes que han dejado escritas sus vivencias de la mili en Ifni, bien en libros o en artículos subidos a diversas Web. Y hago hincapié en que esos libros y artículos fueron publicados en plena democracia, con la libertad de expresión no coartada por censura alguna.

Lluis Noguer Pastó

El primero que expresó su opinión (como catalán y en catalán) fue LLUIS NOGUER PASTÓ, en el año 2002 (Solsona Comunicacions, S.L.). Lo tituló "Almogàvers a la força"; nacido en El Vilosell (Lérida) fue sorteado junto con todos los "mozos útiles" nacidos en 1922 y le tocó Tiradores de Ifni, a cuya Unidad se incorporó en marzo de 1943. Aquel fue el primer año en que se destinaron soldados de quinta para aquellos territorios (Ifni, Cabo Juby, Sahara y Guinea), defendidos por tropas indígenas y voluntariado español que en aquellas fechas estaba absorbido por la División Azul en Rusia.
Cuenta Lluis Noguer en su libro que tras el azaroso viaje y desembarco y con tres años de mili por delante, como era joven y "romántico" tomó toda aquella epopeya como una gran aventura de cuyo sueño te despiertan los gritos de algún sargento; tras el p4eriodo de instrucción de recluta y la consiguiente jura de bandera, Noguer pasó a a escribiente de la ayudantía del V Tabor, con el capitán Don Manuel Echenove Goñi.
Tiempo después pasó como agregado y posteriormente fijo de plantilla a la Policía Indígena, con nombramiento oficial que se publicó en el Boletín Oficial, con firma de del gobernador del AOE y del Ministro del Ejército. En la Policía había buena paga, buena alimentación y un trato agradable. Noguer pasó cerca de dos años en "Pagaduría", la oficina financiera del territorio bajo las órdenes del capitán Don –Enrique Abasalo Bereicua, aquel que en su despacho tenía un gran letrero que decía: "UNA MUJER, UNA SOLA MUJER, PERO NUNCA LA MISMA MUJER".
Lluis Noguer Pastó en 2008 (Foto archivo privado de M. Jorques)
Lluis Noguer Pastó en 2008 (Foto archivo privado de M. Jorques)
Todo el relato de Lluis, plasmado en su libro, rezuma nostalgia y buenos recuerdos de los compañeros, mandos y del territorio; recordaba las canciones que cantaban los soldados (las pone en el libro) y en nuestro encuentro personal en Sitges, hace diez años, era capaz de cantarlas con clara voz. Llegado el momento de la licencia, el musulmán ordenanza de la oficina de Pagaduría, le hizo de transporte humano (llevándolo a hombros, como si fuera un torero) para que no se mojara al subir al cárabo que le trasladó al vapor anclado en la rada. Como se ve, fue bien tratado y tuvo buenos destinos durante la mili, pese a "ser catalán".

Josep M. Contijoch Casanovas

El segundo catalán que dejó reflejada su mili en Ifni fue JOSEP M. CONTIJOCH CASANOVAS, de Valls (Tarragona), escrita en castellano, a la que puso por título "SIDI IFNI, Impresiones de un movilizado" (Edinions Cosetàina, 2002). El amigo Contijoch fue uno de los primeros cien reclutas que de forma obligatoria fueron destinados al Grupo de Policía Indígena de Ifni en 1957, para cubrir las numerosas vacantes que en ese Cuerpo profesional habían dejado los nativos desertores, los que habían pedido la baja para irse al Ejército Real Marroquí, recién formado tras la independencia del reino alauita el pasado año 1956 o, simplemente, a aquellos de los que el Mando no confiaba y había desarmado. Le cupo por tanto a Josep María el honor de participar en la guerra, aunque desde un cómodo puesto de oficina en el Grupo de apoyo al Cuartel General y al Estado Mayor. Vamos, que pese a ser catalán de pura cepa no lo enviaron a primera línea a pegar tiros (como a tantos otros soldados de otras regiones) sino que pudo presenciar la contienda con muchos menos que sus compañeros (como por ejemplo el andaluz Antonio Pérez Pérez, que estuvo quince días cercado y combatiendo en el puesto de T'Zelata, o como el navarro Alfonso Alsúa, que tras luchar durante cuatro días fue hecho prisionero en Tabelcut y soportó las mazmorras marroquíes durante año y medio, hasta ser liberado)
Contijoch (de oscuro) con el autor en una reunión campestre de Veteranos celebrada en Lérida en el año 2013 (foto del archivo personal de M. Jorques)
Contijoch (de oscuro) con el autor en una reunión campestre de Veteranos celebrada en Lérida en el año 2013 (foto del archivo personal de M. Jorques)
Contijoch que se disculpa al principio de sus narraciones por no ser un "escritor profesional", tiene una ágil y amena pluma que hacen que su libro sea leído de un tirón y que sirva de referencia bibliográfica a casi todos los que sobre el tema de Ifni se han escrito posteriormente. En todo su libro surgen las referencias de lo bien que estaba allí (a pesar de la guerra), pudiendo vestir de paisano por estar asimilado al Estado Mayor y que la solidaridad entre todos los soldados era total, sin importar la procedencia geográfica de cada uno. Serían muchas las reseñas que tendríamos que traer aquí para que el lector pudiera asumir con la mayor amplitud lo que venimos diciendo, pero voy a referirme solamente a una de ellas (capítulo titulado "En aquella oficina nadie hablaba castellano"), tal vez porque el personaje del cabo primero Botana ocupaba el puesto que yo desempeñé en 1961-62, la oficina de destino de Contijoch la ocupó después mi gran y querido amigo, el "Cabo Cremades" (Jaime Juan Cremades) y el sargento Fortes (ya sargento 1º) es el mismo que yo tuve:
"Ese día, Botana, el cabo 1º de la vecina oficina de Autos se había metido en el corrillo monologando un tema con voz monótona, grave, cansina, bastante acercada a lo que el respetable celtibero achacamos a su tierra natal, Galicia. Nos contaba sus aventuras con una chica del lugar. Sabiendo que Botana andaba alejado de por esas aficiones, dudábamos que fuesen fidedignas, circunstancia que atrajo al resto de concurrentes que se sumaron con interés a la "verbena" del cabo primero. La cháchara continuaba hasta hacerse monótona por lo que traté de animarla.
– Vaya rollo que nos estás metiendo Botana, ¡si nadie te cree! –Dije sin separar la vista de la revista que estaba leyendo.
Me miró decepcionado. Iba a abrir la boca, pero no le dejé.
– Además, hablando más cansino que las carretas de tu tierra...
Enojado, me soltó:
– Cállate de una vez, catalán de los cojones. Yo a ti no te hablo nunca más nada, ¡recarallo!
Reí por lo bajo y viéndole enojado, seguí pinchándole:
– Habla bien de una puñetera vez, ¡carajo! ¿Qué significa eso de "más nada"? O es "más" o no es "nada" –ahuyenté la vista de él.
– Aclara: o me hablas más o no me dices nunca nada.
A Botana le salían chispas de los ojos...
– Es que los del noroeste tenéis una forma de expresarse que... vaya.
El andaluz, sargento Fortes que andaba al pairo, tal vez sopesando la forma de hablar de los catalanes, por lo del "me" por el "se me", o confundir el verbo "llevar" por el "traer", o quizás por el endémico "mañana pasado", se disparó en el más puro y castizo malagueño:
– Miren "quienes" hablan, los "catalane" "esos" que dicen las cosas al "revé".
Entretanto, el moro (ordenanza de la oficina), al pensar que no sería entendido al hablar el suyo, se quedó callado.
No parece que este catalán, por el mero hecho de serlo y de ejercer como tal "sufriera mucho" y "era despreciado" como señala el columnista de La Vanguardia con respecto a los soldados de tal procedencia regional.

Pius Pujades Lladó

El tercer libro escrito por un catalán (y este en un buen catalán) es el que, bajo el título de "MEMÒRIA D'IFNI", editó CCG Edicions en 2008. Su autor, PIUS PUJADES LLADÓ, nacido en Gerona en 1938, maestro, periodista, fundador de Punt Avui, de cuyo diario fue también director, hizo la mili en el Grupo de Tiradores entre 1960 y 1961, aunque de los diecisiete meses que tenía que haber estado sirviendo, más de la mitad los pasó hospitalizado (por enfermedad) tanto en Sidi Ifni como en Canarias.
Pius Pujadas (foto colgada en Internet)
Pius Pujadas (foto colgada en Internet)
Es un bonito libro de memorias, muy bien escrito, redactado a partir de notas esquemáticas que fue tomando durante la mili y que guardó al licenciarse. Ese soporte y la "memoria" que, aunque se diluye con el tiempo, ha procurado no contaminarla con las "cosas" que ha sabido posteriormente, lo convierten en un magnifico testimonio de uno de esos catalanes que ahora, la propaganda política, nos quiere vender que fueron despreciados por su procedencia.
Veamos lo que dice Pujades, un teórico "sufrido y despreciado" soldado catalán, al que voy a traducir bien y fielmente (páginas 26 y 27):
Al día siguiente de incorporarme me llamaron para pasarme al IV Tabor. Un amable teniente me puso en manos de un sargento, previa explicación de que lo había reclamado el comandante Rico al que me habían recomendado (la familia de su esposa, que era de Gerona). En todo caso, mi plaza en el Tabor del que procedía sería ocupada "por otro catalán", pues ningún comandante permitiría que le quitasen un catalán sin suplirlo por otro... Meses más tarde comprendí aquella exigencia... En Ifni saben, por experiencia, que los soldados catalanes son mucho mejores que los otros... Comprendo que decir esto da un poco de vergüenza. Pero no hago más que repetir lo que me explicaron por boca de oficiales y suboficiales (ninguno de ellos catalanes) ... He de constatar que en los años sesenta en Ifni era un mérito que se reconocía de entrada, a todos los niveles. Nunca oí la palabra "polaco" ningún mando nos recriminó por hablar en catalán entre nosotros. Cuando he oído comentar que la mayoría de los catalanes que hacían la mili eran mal vistos a causa de su origen o su lengua, me ha causado gran sorpresa al contrastarlo con mi experiencia personal... La mayoría de las plazas de escribientes de Tabor o Compañía estaban ocupadas por catalanes. Ser catalán tenía otras pequeñas ventajas. Cuando pasábamos el mes en el cuartel del Grupo, nos solíamos librar del trabajo de lavarnos la ropa pues de ello se encargaban los musulmanes a los que no era necesario pagarles por anticipado (como a los soldados de otras regiones) pues confiaba en nuestra seriedad... (página 190): Llevaba otra recomendación. Era para el teniente Juan Pérez Ple, de Gerona, cuya madre le escribió... Al conocerme me preguntó si estaba bien allí, y al contestarle que sí se desentendió (de momento) completamente de mí. Tenía mala fama este teniente entre los soldados a los que aplicaba duros castigos físicos... El comandante Rico (ambos se conocían por haber estado destinados juntos en Gerona) le dijo un día: mira que esto no es la Península. Aquí cualquier día puede haber tiros y si sigues así el primero será para ti... (página 208): en la oficina los sargentos eran más normales que durante la instrucción, se empequeñecían. Nos trataban con educación y nos pedían muchas veces ayuda para redactar documentos oficiales e incluso particulares... (página 270): me preguntó el comandante Rico de cómo estaba el Tabor desde que él lo había dejado para pasar a comandante ayudante del Grupo, y al decirle que mi paisano (el teniente Pérez Ple) me hacía ir de cabeza, me respondió: "No hay peor cuña que la de la misma madera" ... (página 293): sí, tenía una pleuresía. Tras el diagnóstico me ingresaron en el Hospital, me quitaron la ropa de militar, pasé por una buena ducha, me dieron un pijama limpio de color blanco y me metieron en una buena cama... Cuatro meses de tratamiento, bien alimentado, bien tratado, sin nada que hacer excepto conversar con otros compañeros enfermos... Cuando ya podía decirse que estaba totalmente curado solicité que me trasladaran al Hospital de Las Palmas de Gran Canarias y el médico, tal vez influido porque el comandante Rico me había visitado en el Hospital, me envió allí y pude estar casi un par de meses fuera de Ifni.
Que los lectores saquen sus conclusiones sobre los verídicos relatos de este catalán (y catalanista) de Gerona y las plañideras historias que ahora nos endosan los "comisarios políticos" de la exposición de fotografías.
A continuación, vamos a traer, sucintamente, los relatos de otros soldados catalanes que hicieron la mili en Ifni, cuyas manifestaciones se encuentran en el libro HISTORIAS SECRETAS DE IFNI (HABLAN LOS SOLDADOS).

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