lunes, 22 de enero de 2018

Órdago de los independentistas al Estado Español

Órdago de los independentistas al Estado Español
En ese apasionante (para algunos) juego del mus, en el que se utiliza la baraja española, que parece ser tiene su origen en el País Vasco (hor dago en vascuence significa “¡Ahí está!”), los separatistas catalanes encabezados por el fugado Puigdemont y el recién nombrado presidente del Parlament, señor Roger Torrent (digno sucesor de la encausada Carmen Forcadell) le han echado un Órdago al Estado, no sabemos si a “la Grande” (cuando se considera que tienen las cartas de mayor valor) o a “la Chica” (si se tienen las cartas de menos valor y se presume que la otra pareja jugadora no tendrá “la Grande”). El paseo por Dinamarca del cobarde y astuto Puigdemont es un hito más de ese descarado pulso con el que (él y sus seguidores) pretende doblegar al Estado, burlar las leyes vigentes y convertir la Constitución, el Estatuto y el Estado de Derecho, en meras palabras sin valor alguno para ellos.
El enfrentamiento frontal que esta gente mantiene desde hace cerca de tres años con el resto de España y los españoles, concretamente desde que dejaron de tirar la piedra y esconder la mano separatista, se sustenta en una pretendida “mayoría social” que exige la independencia y la construcción de una República catalana, mayoría que no sale por ninguna parte si se echa mano de números, bolígrafo y calculadora. Veamos: El censo catalán de personas mayores de edad, con derecho al voto, es (en números redondos) de 5.500.000, de los que han acudido a las urnas 4.392.891 y han “pasado” de materializar su derecho (abstenciones) 1.161.564. Votaron a favor de la lista de Puigdemont 948232 y de la Junqueras 936.861 mientras que los “poca soltas” (descerebrados, en castellano) de la CUP consiguieron 195.248, lo que significa que el total de los votos atribuibles a los abiertamente separatistas son 2.079.342, lo que es tanto como decir que, respecto al censo total catalán, representan tan solo un 37,8 % y la mayoría absoluta (del censo de ciudadanos con derecho a voto) sería de 2.750.001 y la de los que votaron efectivamente ascendería a 2.196.446, ambas cifras por debajo de la mayoría absoluta (51 %).
Es innegable (excepto para los fanáticos e intransigentes visionarios nacionalistas) que después de casi cuarenta años de adoctrinamiento, de haber llevado las riendas de la educación de la que se ha “expulsado” a cientos de profesores y maestros no catalanistas, impuesto el idioma catalán sobre el español hasta hacerlo casi desaparecer (oficialmente), a los medios de comunicación públicos (radio, tv y prensa) que machaconamente se dedican, no a informar objetivamente como es su deber, sino a insultar a España (nos roba, es un estado casposo, Cataluña no es España, etc.), a que esos pequeños pueblos del interior de Gerona y Lérida (de los que han salido dirigentes como Puigdemont o Torrent) se han convertido en “independientes” de facto, negando la exhibición de la bandera nacional o el retrato del Jefe del Estado, marginando a los “sañolistas… Pese a todo ese “monipodio” delictivo (tolerado por los gobiernos españoles, que han mirado hacia el otro lado) solo han llegado a un techo que sobre el total de los habitantes de la comunidad autónoma con derecho a voto representa solo el 37,8% y que en cuanto a los que ejercitaron tal derecho llega al 47,33%, ambas cifras por debajo del 51% de la mayoría absoluta. Lo de tener más escaños con menos votos, todos sabemos que es obra de una ley electoral que prima a las comarcas más nacionalistas sobre la población urbana.
Obviamente, no acabamos de inventar la pólvora, ni dicho algo que no sepamos todos, empezando por el Gobierno de Mariano Rajoy… Entonces, ante una situación social en la que el independentismo no representa ni de una ni otra forma una mayoría absoluta (no hablemos de otra cualificada), ¿qué es lo que impidió la aplicación más “dura” del artículo 155, la toma de las riendas de los medios de comunicación públicos, la convocatoria de elecciones para la mitad de este año 2018, el procesamiento de los sediciosos, en ese intervalo de tiempo, lo que hubiera conllevado a su inhabilitación para concurrir como candidatos a tales elecciones…? Alguien tendrá que explicarlo algún día. Lo que queda claro es que el Gobierno carece de iniciativa (la llevan los separatistas) y por ello nos está llevando a situaciones de bochorno ante los espectadores internacionales… ¿Y para cuándo, el clan Pujol, entrará en prisión? El pantanoso terreno de la corrupción, unas verdaderas arenas movedizas, parece ser que tapa bocas y coarta voluntades, atenazando a la sociedad española. Cuando me entra la vena pesimista pienso en que los “políticos”, para solucionar sus asuntos personales y asegurarse un porvenir en el que continuar “chapando del bote estatal”, acabarán poniendo en almoneda a la Nación Española (mediante la pretendida modificación de la Constitución de 1978), convirtiéndola en “nación de naciones” (ya me explicarán lo que significa, pues si son naciones con contenido político tendrán derecho a auto determinarse y si no lo son entonces ya están bien las Autonomías) o cualquier otro “conejo” que saquen de la chistera estos tahúres tramposos.
Y mucho cuidado con el futuro inmediato: El virus separatista del catalanismo (lo han cultivado con mucho dinero en aras a los Países Catalanes) está arraigando con fuerza en Baleares y ya empieza a balbucear en la Comunidad Valenciana, al amparo de ese mundillo de Podemos que, con diversas denominaciones, vienen a sustituir a una izquierda desfasada como la del anarquismo ibérico, que al contrario de la postura que siempre mantuvo (la CNT y la FAI) de pretender conquistar el poder y el Estado desde dentro de las instituciones, el señor Iglesias y sus acólitos están, como la carcoma, intentando dinamitar los cimientos de España, sin armar demasiado alboroto.

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