Ha muerto en Cádiz, a las 6 de la mañana, del 3 de Enero de 2.011 CARMELO MEDINA RUIZ
Carmelo, al fondo, tercero por la izquierda, con el petate a cuestas camino del puerto de Cádiz |
De “marcha” por tierras de Ifni |
Aquella primavera de 1.961 empezó con malos augurios para España en sus provincias africanas, ya que solo unos días antes de que llegáramos nosotros a Ifni los marroquíes habían penetrado en nuestro Sahara y secuestrado a un grupo de técnicos de una empresa petrolera. "Pitaban bastos", como dirían los castizos, pero nosotros ignorábamos totalmente los sucesos que tal vez iban a condicionar nuestro futuro. Por esa u otras circunstancias desconocidas, el Campamento de Reclutas del Grupo de Policía "Ifni nº 1" tuvo una duración de cuatro meses, en el que hubo de todo menos el trato que se presume debe darse a un ser humano, máxime cuando ha sido llevado obligatoriamente a aquel recóndito rincón y encuadrado a la fuerza en una Agrupación Militar que había sido siempre profesional (la mayoría miembros nativos) y que tras el final de la guerra (1.958) fue "europeizada".
El cabo 1º Rey, en el campamento, 1.961 |
Tras la jura de bandera (14 de Mayo) el Campamento se prolongó hasta el 19 de Julio en el que los reclutas sustituimos a los veteranos, y Carmelo tuvo que soportar esos dos largos meses, pese a ser reclamado por un capitán de Infantería de Marina, oriundo del Puerto de Santa María, conocido de su familia, para que se lo destinaran como asistente. Ese capitán, cuya esposa e hijos vivían en Sevilla, adscrito al Gobierno General de la Provincia de Ifni, fue nombrado sustituto del capitán de la Compañía Mixta afecta al Cuartel General, que se iba con el permiso colonial de cuatro meses y además tenía que efectuar el curso de ascenso a jefe (se marchó en Junio del 61 y no volvió hasta enero del 62). En esa Compañía eran adscritos todos los "destinos" y "enchufados", incluidos los "chupatintas" del Estado Mayor. Los sargentos del Campamento conocedores de la buena mili que se iban a "chupar", nos cargaron, durante ese par de meses, de todo tipo de servicios nocturnos, de tal manera que se pasaban las noches de patrulla y los días con la instrucción, las marchas, el tiro y la teórica. Se resistió y cuando en el Mixto (había pasado de Compañía a Grupo en Julio por el ascenso del capitán sustituto a comandante) al amparo de Don José Guerra González, el día 25 de Julio (Patrón de España) cuando nos fuimos de paseo, Carmelo ya vestía de paisano, para envidia nuestra.
El sargento 1º Rubio, 1.961 |
El autor, Carmelo y el cabo Cremades |
Y cuando pasados los meses llegó la licencia y volvimos a nuestra vida anterior, muchos de aquellos amigos quedaron en una especie de limbo al que solo uno tenía acceso cuando al encontrarte con algún compañero rememorabas la figura, los dimes y diretes de aquel que durante tantos meses compartió tu vida, comió en tu mismo plato, durmió a tu lado, hizo guardias, aguantó fatigas, te acompañó en los momentos tristes y alegres... A veces, cuando los hijos, un familiar, alguien te dicen que va a ir o ha estado en San Fernando, te sale del alma, como un trozo de juventud jalonada de nostalgia ¡Allí vive mi mejor amigo de la "mili"! ¡Se llama Carmelo y hace muchos años que no sé nada de él! Durante unos instantes evocas su figura y después continúas tu vida que por ser paralela a la suya no ha podido nunca converger.
En los talleres del Mixto (de uniforme) entre Alfonso y José Montes |
Ricardo, Carmelo, yo, el cabo Cremades y Alfonso. Año 2.006 |
El cabo Cremades, Alfonso, yo y Carmelo (septiembre 2.007) |
Interior del Museo de la Marina de San Fernando (Cádiz) |
Solo voy a añadir, respecto de aquellos días, que pudimos visitar el Museo de la Marina, de San Fernando, en una visita guiada para nosotros solos, y el cicerone se esmeró de tal manera en el recorrido que salimos con tal satisfacción que hasta el momento presente es motivo de rememoración cuando nos encontramos los amigos.
La despedida nos la brindó toda la familia Medina que en esos momentos se encontraba en San Fernando, en un Restaurante de la costa, y fuimos agasajados con grandes muestras de afecto. Ellos entraron (y continúan) en nuestros corazones y desde entonces forman parte de nuestra familia que se ha prolongado a San Fernando.
Grupo familiar. Carmelo es el primero por la derecha. |
Desde entonces no nos hemos vuelto a ver, pero el teléfono y el correo nos han mantenido unidos en todos los avatares de estos tres últimos años, hasta conocer el empeoramiento de tu estado de salud que te ha llevado a la muerte. A la hora en que estoy escribiendo estas líneas te estarán enterrando, o tal vez incinerando como a tu hijo y esposa. No hemos podido ir a San Fernando porque nuestros años y salud nos lo han impedido, aunque nuestros pensamientos están desde ayer contigo. Anoche el teléfono "echaba humo": Ricardo, el cabo Cremades y Alfonso, nos llamábamos constantemente y les dije que como homenaje conjunto iba a escribir algo. Y eso es lo que he hecho. Antes que tu se fueron otros queridos amigos de tu misma Caja de Reclutas de Cádiz, como "El Chispa" (José Montes Cárdenas), Antonio Mateo Padilla (el fino "cantaor" de Algeciras) o aquel algecireño de adopción y famoso con el sobre nombre de "Miguelín" (el torero), Miguel Mateo...
Carmelo, con camisa oscura, a la puerta del Mixto |
Ignoro si en el sitio a dónde has ido y en el que ellos se encuentran os permitirán vestir el uniforme de la Policía y llevar la insignia de la media luna, la estrella y el camello, y si os pasará revista de "pelo" el comandante Mena (que también anda por allí). Incluso es posible que tu comandante Guerra te obsequie con alguna bandeja de quisquilla, de aquellas que por no poderlas enviar con el avión a Sevilla nos comíamos tu y yo, regada con Anís del Mono (invento nuestro)... No sé nada de todo eso, pero lo intuyo. Tus amigos (somos de la misma quinta) más pronto que tarde iremos tras tus pasos y como veteranos que seréis os pedimos que nos reservéis una buena litera, que no se nos hagan "novatadas", y que podamos volver a comer en el mismo plato, a beber en el mismo botijo, a pasear sin tener que ir continuamente saludando a los superiores. Volveremos a recordar nuestra "mili", aquellos meses que ahora sabemos que fueron los más felices de nuestra juventud ya que los pasamos sin los componentes de egoísmo, trabajos y agobios que la vida cotidiana depara a los seres humanos.
Tal como estás en la anterior fotografía, caminando al lado de Sotero, con paso firme y sereno, hacia la eternidad, te recordaremos tus amigos y compañeros RICARDO SACRISTÁN CASTROVIEJO, ALFONSO MARUENDA TOMÁS, JAIME JUAN CREMADES y MANOLO JORQUES ORTIZ.
Un fuerte abrazo y hasta siempre, desde Madrid, Algeciras, Elche y Alicante, a cuatro de Enero del año dos mil once.
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