domingo, 31 de marzo de 2019

Audiencia pública (9)

Tte. Cnel. de la Guardia Civil Daniel Baena (Foto de Internet)
Tte. Cnel. de la Guardia Civil Daniel Baena (Foto de Internet)
Ya lo hemos dicho en otras ocasiones y lo repetimos: Esto va para largo. La declaración de los testigos propuestos por el Ministerio Fiscal (los guardias civiles) es lenta y las preguntas reiterativas, cansinas, con escasas sorpresas que amplíen lo que ya vamos sabiendo; en algunos lugares hemos leído que están convocados 350 testigos y en otros 500; tanto da. Si el ritmo no mejora es previsible que veamos un desfile de deponentes que no cesará antes del mes de Junio; súmenle ustedes las pruebas documentales (principalmente el visionado de videos), las conclusiones definitivas de acusadores y defensas y verán que seguramente nos vamos a primeros de Julio para cuando Don Manuel Marchena diga aquello de ¡Visto para Sentencia!, resolución que en su calidad de ponente le va a absorber las vacaciones de verano… “Si el tiempo no lo impide y con permiso de la Autoridad” (como se decía en los antiguos carteles taurinos) no vamos a conocer el resultado de este apasionante (y apasionado) Juicio hasta el último trimestre de este año 2019, desenlace que previsiblemente se les notificará a los procesados en confortables cárceles catalanas en olor de “santidad laica y nacionalista”.
Puntualmente (a las diez de la mañana) se han reanudado las sesiones del juicio oral el lunes 25 de marzo de 2019 que en jornada de mañana y tarde solo han servido para que declararan dos tenientes de la Guardia Civil; ambos ejercían mando el 20 de septiembre de 2017 en la Consellería de Economía, durante el registro judicial; uno auxiliando con varios agentes a la Comisión encabezada por la Administración de Justicia y el otro con guardias encargados de la seguridad de aquella Comisión.
Nos preguntamos nosotros, después de oír a los declarantes, por qué esos miles de manifestantes (se dice que 45.000) convocados por ANC y OMNIUN, en donde señalan a JORDI SÁNCHEZ como el “cerebro” y quien daba las órdenes, incluso a los “Mossos”, se comportaron aquel día como una jauría humana que amenazaba, insultaba y lanzaba objetos contra la comitiva judicial que estaba dentro de la Consellería
Uno de los tenientes afirmó que “nos habrían machacado si hubiéramos intentado salir”, describiendo así el clima de violencia que había en la calle. Este agente señaló que fue Jordi Sánchez el que daba las órdenes en el exterior del edificio hasta el punto de que, aseguró, que los manifestantes no permitirían la salida de los agentes uniformados ni del material incautado. Esta declaración incomodó visiblemente al líder de ANC, sentado detrás de su defensor, al que le formulaba continuos comentarios. En un determinado momento, Sánchez exclamó en catalán: ¡Hijo de puta!, según la radio catalana RAC1.
Una frase que expresa la tensión que se vivió en el Palacio de las Salesas con frecuentes sonrisas y movimientos de cabeza de los abogados, intentando restar credibilidad al testimonio de los dos tenientes. Pese a estos esfuerzos, resulta difícil dudar de las versiones de estos agentes, que coinciden con la declaración de Montserrat del Toro, la letrada que encabezaba la comitiva judicial, que resaltó que sintió verdadero pánico y que tuvo que coger una baja médica después de aquella jornada, en la que escapó del asedio por los tejados de la Consellería.
El martes se dedicó integro al interrogatorio del teniente coronel de la Guardia Civil, Don Daniel Baena, jefe de la Policía Judicial a cargo de la investigación del uno de octubre.
Vaya por delante que las defensas estaban esperando como “agua de mayo” la declaración de Baena, el responsable de los informes policiales de la investigación del “procés”, la organización del 1-O que han servido para las instrucciones de las causas seguidas, además del Supremo, en el Juzgado nº 13 de Barcelona y la Audiencia Nacional
Hay gestos involuntarios que te delatan. Un rubor inoportuno. O el sudor de las palmas de las manos. A las diez en punto de la mañana, segundos antes de que el juez Manuel Marchena pida que el primer testigo de la jornada, el teniente coronel Daniel Baena, entre en el Salón de Plenos, casi todos los líderes independentistas abandonan el banquillo de los acusados y se apresuran a situarse detrás de sus abogados defensores. No es para menos. Este oficial de la Guardia Civil –alto, fuerte, con la barba recortada y un traje oscuro impoluto – estuvo detrás de todas las investigaciones que han servido a la fiscalía para sostener sus acusaciones. Desde la malversación a la rebelión pasando por la desobediencia. Marchena pronuncia las preguntas de rigor.
 No pasan muchos minutos antes de que el teniente coronel suelte una expresión que se convertirá en el estribillo de su declaración: “Clima insurreccional”. La palabra escogida tiene su miga, porque insurrección, según el diccionario, es el “levantamiento, sublevación o rebelión de un pueblo, de una nación”. Y Daniel Baena quiere dejar claro ante los siete magistrados del tribunal que, entre el 19 de septiembre y el 27 de octubre, en Cataluña no hizo ni frío ni calor, sino un “clima insurreccional”, y que a partir del 28, con la entrada en vigor del artículo 155 de la Constitución, volvieron las borrascas típicas del otoño, la vida más o menos normal, y que aunque continuaron produciéndose cortes de carreteras y la tensión siguió en las calles, el peligro principal –el alzamiento público y violento– había sido conjurado:
Como hemos empezado diciendo, había expectación por escuchar el testimonio del teniente coronel Baena, sobre todo porque las defensas tenían ganas de achacarle falta de imparcialidad por haber utilizado presuntamente varios perfiles anónimos en Twitter y Facebook para atacar al independentismo. Pero, cuando lo tienen ahí delante, los abogados defensores apenas hacen mención a ese asunto y centran sus interrogatorios en intentar desacreditar el origen de la investigación. El primero en interrogar es Andreu Van den Eynde, el abogado de Junqueras, que pregunta al guardia civil por qué investigaron la sedición. El teniente coronel le dice que está equivocado, que todo se inició con una investigación económica a instancias de la fiscalía y que una cosa les fue llevando a la otra:
Andreu Van den Eynde, defensor de Junqueras (Foto de Internet)
Andreu Van den Eynde, defensor de Junqueras (Foto de Internet)
– De primeras no fuimos buscando sediciosos por ahí.
No han pasado ni dos minutos de interrogatorio y el abogado Van den Eynde ya se ha calentado. El juez Marchena le dice que se calme:
- Señor letrado, no se enfade con el testigo, no se irrite.
– Nací enfadado yo...
A otras preguntas de los abogados defensores matizó como "se incrementaron las movilizaciones", así como "el número de acciones y la tensión" que se produjeron, el clima se transformó en "claramente insurreccional". Como "constatación" de sus palabras citó 88 acciones contra la Guardia Civil, de las que solo dos fueron anteriores al 20-S y otras dos posteriores a la aplicación del 155. Pese a su contundencia, a preguntas de la defensa de Joaquim Forn, Javier Melero, admitió que no hubo detención alguna debida a ese clima. Cuando Ana Bernaola, en nombre del presidente de la Asamblea Nacional Catalana, Jordi Sánchez, volvió a insistir en ello, el testigo ya estaba preparado y dijo que en ciertos momentos "el mal provocado puede ser mayor que el que se trata de evitar". Previamente ya había explicado: "Aquellos días, los policías con un mínimo de responsabilidad, sabíamos que cualquier incidente pequeño podía derivar en una escalada incontrolable. Afortunadamente no fue así, pero es incuestionable que teníamos aquella sensación".
El testigo sale vivo del duelo. Ningún abogado pone al teniente coronel contra las cuerdas. De nuevo, no ha sido un buen día para las defensas. Por si fuera poco, tenían la oportunidad de desquitarse interrogando a un segundo guardia civil, pero cuando el teniente coronel se marcha, entra el forense a decirle al juez Marchena que al testigo le ha dado un arrechucho y que no podrá declarar. Mañana será otro día.
El presidente de la Sala que enjuicia el caso en el Tribunal Supremo, Manuel Marchena, ha evitado en varias ocasiones el intento de los abogados de solicitar la nulidad de los atestados de la Guardia Civil coordinados por el teniente coronel Baena, alegando que “Los atestados valen para lo que valen, tienen un papel fundamental, pero ya valieron. A partir de ahora, la fuente de información es lo que pase en este juicio”, recuerda.
Lo que ha explicado el magistrado es que los informes son la base fundamental en la fase de instrucción y para elaborar los escritos de acusación. Sin embargo, su contenido tiene que ser ratificado a través del interrogatorio de sus autores. Lo que no quede confirmado o expuesto en la vista no existe a ojos del tribunal. “Parece que quiere resucitar el atestado, cuando ya hemos dicho que no lo tenemos en cuenta a partir de este juicio”, han insistido el presidente del tribunal ante los intentos de las defensas.
El miércoles 27 de marzo se inició con el turno de los “observadores internacionales” (y sus intérpretes). El primero de ellos, un “aseado” anciano que respondía al nombre de Félix Von Gutenberg, jubilado de la política del área socialista alemana (de los tiempos de Billy Brant, según dijo) contó la milonga de que había acudido a Barcelona como para ver lo que pasaba; no cobró nada de nadie y que incluso se pagó los gastos de viaje y estancia de su bolsillo; que “habló” con la gente (¿en que idioma”?) que le explicaron la violencia de la policía (él no la presenció); y a las preguntas de las acusaciones (era testigo de las defensas) dijo que le contactó Diplocat, que conocía las resoluciones del Tribunal Constitucional anulando las leyes catalanas para el referéndum y que las votaciones eran ilegales, y que fue al colegio Ramón Llull el día 1 de Octubre porque alguien por teléfono le dijo que allí había “jaleo”.
Félix Von Gutenberg (y su traductor) declarando (foto de Internet)
Félix Von Gutenberg (y su traductor) declarando (Foto de Internet)
La siguiente testigo de las defensas en comparecer fue Helena Catt, portavoz del equipo de expertos internacionales, que estuvo presente en Cataluña en los días previos y posteriores al uno de octubre (aproximadamente un mes) quien puso de relieve que el grupo que ella coordinaba y que finalmente elaboró un informe, fue “reclutado” por Diplocat, estuvieron siempre tutelados por funcionarios de la Generalitat que los fueron rotando por diversas dependencias del gobierno autónomo (nunca por la delegación del gobierno de España); que los gastos de desplazamiento y hospedaje (hoteles y comidas) los pagó aquel organismo oficial y cada miembro de la comisión cobró como honorarios la suma de ocho mil euros, lo que representó una factura total de 550.000 euros que les abonaron por transferencia.
Helena Catt, portavoz del equipo de expertos internacionales (Foto de Internet)
Helena Catt, portavoz del equipo de expertos internacionales (Foto de Internet)
 Tenían que haber declarado el mismo miércoles Paul Spinning, director del Centro de Estudios Estratégicos de La Haya, pero se encuentra de viaje en Asia, según fuentes del Supremo; y la parlamentaria de Quebec Manon Masse, que lo iba a hacer mediante videoconferencia, la que ha tenido que aplazarse por los “obstáculos” puestos por Canadá: el Tribunal ha pedido a las defensas que argumenten la pertinencia y necesidad de dicha declaración.
En consecuencia se pasó al interrogatorio de un guardia civil y dos Mossos que intervinieron en los sucesos ocurridos el 20 de Septiembre durante el registro en domicilio de Sabadell de JUAN-IGNASI SÁNCHEZ SANTÍN, asesor de la ex consejera de Gobernación Meritxell Borrás (y su detención); “alguien”, según el cabo 1º de la Guardia Civil debió advertir de que la comisión judicial y los cuatro guardias habían accedido a ese domicilio pues empezaron a congregarse personas a la puerta de la calle, bloqueando la salida, por lo que puestos en contacto con sus superiores se requirió a los Mossos para que regularan el orden público; reconoció que los policías autonómicos se portaron muy bien, “se la jugaron”, fueron insultados, agredidos y lesionados y les ayudaron a evacuar la vivienda, no por la puerta que ya estaba bloqueada por cientos de personas, muchas de ellas sentadas en el suelo, sino por la puerta del garaje en una maniobra de engaño realizada por los Mossos que afirmaron rotundamente que la “masa” se comportó de forma violenta, muy agresiva, sobre todo cuando se dieron cuenta de que sacaban al detenido, que con los guardias salían corriendo del garaje para subir a un coche camuflado aparcado unos metros después. Ellos (los Mossos) recibieron patadas, puñetazos y empujones y de los diez agentes que eran cinco resultaron lesionados, uno de ellos dijo estuvo dos meses de baja. El objetivo de esa “masa” dijeron los Mossos era evitar la actuación judicial y la detención de Sánchez y entre aquella gente pudieron ver autoridades municipales, como un concejal y un ex alcalde del Ayuntamiento de Sabadell a los que pidieron que intervinieran para que aquello no acabara en algo grave, pero que se desentendieron diciendo que ellos estaban allí a título personal y no como autoridades.
Al Letrado de Junqueras no le gusta la declaración (Foto de Internet)
Al Letrado de Junqueras no le gusta la declaración (Foto de Internet)
Por el Salón de Plenos del Tribunal Supremo flotó, a nuestro entender, la inhibición (por no decir “cobardía”) del Gobierno de la Nación instalado en sus poltronas de Madrid (Rajoy, Santamaría y Zoido) mientras que en los aledaños del uno de Octubre de 2017, en Cataluña, sucedían sucesos tan graves como el que el teniente de la Guardia Civil identificado como G97659Y relató, ocurridos sobre las 8 de la tarde del revolucionario 20 de Septiembre en la Casa Cuartel del Cuerpo de Manresa en la que entre guardias y familiares habían 160 personas que dependían de él.
A las 8 de la tarde se percató el teniente de que una multitud cifrada en más de dos mil personas se acercaba a la casa cuartel por lo que procedió a tomar decisiones militares operativas de defensa con otras de convivencia que ya venían deteriorándose pero que había que preservar para que no se rompieran en mil pedazos. La primera providencia fue cerrar la puerta del cuartel, arriar la bandera española (para evitar males mayores por si alguien quisiera hacer algo no muy acorde con la enseña nacional) dejando que los manifestantes pusieran la bandera independentista y luego se la llevaran.
El asediado Cuartel de la Guardia Civil de Manresa (Foto de Internet)
El asediado Cuartel de la Guardia Civil de Manresa (Foto de Internet)
Muy serio, el teniente recordaba que dentro del enorme caserón que en otros tiempos albergara la Comandancia mandada por un teniente coronel, además de cuartel se ubicaban viviendas en las que habitaban niños, mujeres, ancianos y estudiantes que seguramente compartían instituto con alguno de los manifestantes; sin olvidar que algunos de los que estábamos encerrados llevábamos toda nuestra vida en Manresa. La orden que le venía de “arriba” y que él practicó con convicción fue la de “calma, calma y aguantar, aguantar”.
Los manifestantes se fueron sobre las diez de la noche y el teniente hizo una gestión con los servicios de limpieza municipales para que despejaran de basuras los alrededores del cuartel, borraran las pintadas en las paredes y retirara las urnas de cartón por allí esparcidas, pues de ninguna manera quería que se pudiera captar una imagen de un guardia realizando tan indigno papel ¡La imagen es muy importante! (remató). Solo después abrió las puertas y volvió a la “normalidad”.
Nunca, en todas las sesiones del juicio que hemos venido contemplando a pie de televisor habíamos visto tan callados a los abogados defensores; seguramente debieron sentir en sus carnes lo mismo que con tanto realismo refirió el teniente de la Guardia Civil, su angustia personal y la responsabilidad por las 160 personas sitiadas en la casa cuartel.
El jueves 28 de Marzo el Juicio se agilizó; en una sola sesión se “despacharon” 14 testigos, entre guardias civiles y Mossos; los primeros relataron los escraches sufridos en las casas-cuarteles u hoteles en los que estaban hospedados, identificando que entre los manifestantes se hallaban bomberos de la Generalitat de uniforme y con vehículos oficiales, y que muchas familias (en los cuarteles) tuvieron que cambiar el dormitorio de los niños a habitaciones del interior; y que en lugares tan alejados como Gerona o Igualada todo estaba “orquestado” pues se proferían los mismos insultos como ¡hijos de puta! ¡asesinos! y ¡fuera
Varios acusados en el banquillo el jueves (Foto EFE)
Varios acusados en el banquillo el jueves (Foto EFE)
Uno de los agentes de la guardia civil dijo haber presenciado el lanzamiento de un artefacto incendiario al patio de la casa cuartel de Igualada la tarde noche del 28 de septiembre, cuyas llamas pudieron sofocar ellos mismos, pues el incendio fue pequeño y no hizo falta que actuaran los bomberos, aunque les alarmó mucho pues podía ocurrir una agresión similar, pero de mayor importancia.
Guardias del contingente de refuerzo previo al 1 de octubre relataron como tuvieron que cambiar de hotel por el acoso independentista congregados a metro y medio de la puerta del hotel (había insultos constantes, orquestados por personas que iban profiriendo frases como ¡hijos de puta! ¡asesinos! y ¡fuera fuerzas de ocupación!; el dueño, cuyo trato fue muy correcto, les acabó diciendo que tanto él como su esposa tenían miedo a lo que pudiera pasar si continuaban hospedados allí por lo que se fueron al parador de la Seo de Urgel (Lérida).
El guardia que declaró sobre la manifestación ante el cuartel de la Guardia Civil de Gerona concretó que fue realizada por un convoy de bomberos de unos 15 vehículos, con camiones y furgonetas 4x4 y funcionarios uniformados, que al pasar por la puerta principal les hacían gestos obscenos y amenazadores con las manos a la vez que les gritaban ¡fascistas! ¡hijos de puta! y ¡cobardes!
En Valls (Tarragona) ocurrieron unos hechos semejantes, aunque en esta localidad la imagen del oficial de la Guardia Civil se hizo pública ya que durante el escrache salió del cuartel para retirar los carteles que los manifestantes habían colocado en el muro, aprovechando que la policía local había colocado una zona de seguridad, aunque su intención primitiva era desbloquear la puerta de salida de vehículos.
Casa-cuartel de la Guardia Civil de Valls (Foto de Internet)
Casa-cuartel de la Guardia Civil de Valls (Foto de Internet)
Tres guardias que paseaban por Lérida, de paisano, se percataron de que alguien les seguía y comprobaron que les estaba grabando; al ser sorprendido, el hombre se les encaró y comenzó a insultarles diciéndoles que les había reconocido, que eran guardias civiles que el día anterior habían estado en su pueblo, llamándoles ¡hijos de puta! y les amenazó de que les iba a matar; por la noche comprobaron que sus imágenes estaban subidas a Facebook junto a frases como “estos animales no los quiero en mi país” y “las calles serán siempre nuestras”.
Pasó también ante el Tribunal una mossa de escuadra cuyo teléfono fue identificado (y ella admitió como propio) desde el que se había alentado al acoso a los guardias civiles y policías nacionales alojados en Lérida, dando cuatro ubicaciones de hoteles y residencias donde se alojaban, pidiendo que se hiciera de Lérida una Calella del Poniente a cantar habaneras, en referencia a la localidad costera en la que más se había presionado hasta la expulsión de las fuerzas de seguridad estatales. Esta agente autonómica dijo no recordar haber escrito tales mensajes ni si habían existido escraches en los hoteles y residencias en ellos referenciados, pero cuando el Fiscal ha insistido en sus preguntas el Presidente del Tribunal ha recordado que la declarante estaba bajo juramento o promesa de decir verdad para que reconociera algo incriminatorio para ella, lo que no era oportuno en ese momento por lo que debían evitarse tales preguntas.
Cada vez las acusaciones van “atando” más, “probando” más, la situación insurreccional en Cataluña, la “violencia” organizada para la consecución de la separación de esa Región del resto de España, así como la malversación de caudales públicos que desde la última reforma del Código Penal no consiste en la figura clásica de meterse uno el dinero público en el bolsillo sino en “desviarlo para los fines en que debe ser empleado lícitamente” según se establece en el artículo 432 introducido por la Ley Orgánica 1/2015.
El martes dos de abril continuará el Juicio y nosotros continuaremos al pie del televisor para contar lo que sucede, dando nuestro parecer.
Y mientras tanto, la actual presidenta de la ANC exige a Torra que tire “pá’lante” con la República, publicando en el BOE catalán su proclamación y poniéndolo en conocimiento de los organismos internacionales, tomando las demás medidas del “estado independiente”; por otro lado, Puigdemont, desde Waterloo (¿Cuándo le llegará su Waterloo a este individuo? Anuncia que si el 28-A “suman” los independentistas, bloqueará la formación de Gobierno en España.
¿Recuerdan cómo se solucionó el “imposible” nudo gordiano? Pues, eso.

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