miércoles, 6 de marzo de 2019

Audiencia pública (5)

El “demócrata” Antonio Baños negándose a contestar a VOX (Foto de Internet)
El “demócrata” Antonio Baños negándose
a contestar a VOX (Foto de Internet)
En Cataluña, donde me crié, estudié bachiller, me licen-cié en Derecho y desarrollé la profesión de abogado, se utiliza un brocardo jurídico para adje-tivar a la prueba TESTIFICAL, que dice así: “prova de testi-monis, prova de dimonis” (la prueba de testigos es ende-moniada) debido a que nunca los interrogadores pueden sa-ber cómo les “va a ir”, y no es nada extraño que alguna vez salga “el tiro por la culata” como vulgarmente se dice.
En la que se ha empezado a practicar durante esta semana en el Tribunal Supremo nos parece que le va “como anillo al dedo” y los medios de comunicación se lo están pasando a lo grande hocicando en presuntas contradicciones, inhibiciones y “olvidos” de los deponentes que bajo juramento están obligados a contestar y decir verdad (¿su verdad?) sobre lo que se les pregunta. No obstante, los antisistema de la CUP Antonio Baños y Eulalia Reguart representantes de la más extrema ultraizquierda que pulula por la política española se negaron a contestar a las preguntas del abogado de VOX porque representaba a la “extrema derecha antidemocrática”, haciendo bueno el refrán del “qué le dijo la sartén al cazo”: “apártate que me tiznas”, así como nuestro pronóstico que durante este Juicio la venta de librillos de papel de fumar se incrementaría notablemente por aquello de “cogérsela con papel de ídem”.
Catorce testigos, y más de veinte horas de declaraciones que finalizaron el jueves 28 de Febrero, fueron desfilando por el Salón de Plenos del Palacio de Las Salesas coronado por un fresco de Marceliano Santa María, datado en 1924, que representa a la Diosa Justicia que tira de dos caballos blancos encabritados… Para que no se le “encabriten” testigos, acusadores y abogados el protagonismo del Presidente Don Manuel Marchena continua agrandándose día a día.
Mariano Rajoy, el más relevante de los testigos (Foto de Internet)
Mariano Rajoy, el más relevante de los testigos (Foto de Internet)
En estos interrogatorios de testigos se ha podido estrenar, al fin, el Letrado del “apestado” VOX que actúa como acusación popular, a quien no le faltaron improperios políticos para su Partido (además de los ya comentados de los “cuperos”) como por ejemplo los salidos de esa rufianesca boca charnega que, en su supina ignorancia de la historia española le ha permitido afirmar que en los intimidatorios sucesos del 20 de Septiembre (ante la Consellería de Hacienda) no hubo violencia alguna pues él, después de estar un rato presenciando a la multitud contenta y feliz, se fue a su casa a merendar… ¡Cuándo en una revolución-rebelión no se va nadie a merendar…! ¡Mentecato!, Cuando en Julio de 1936 se desató en Madrid la Revolución de los partidos de izquierda para contrarrestar el Alzamiento del Ejército Nacional, los milicianos que tomaron el poder suplantando al Estado de la República se iban a “pasar el día a la sierra”, a pegar tiros, y por la noche se volvían a sus casas a dormir porque en el monte todo eran incomodidades y además les faltaba la compañía de la “parienta”; y si echara un vistazo a la Revolución Francesa (la Revolución por antonomasia) sabría que las señoras de la “izquierda” se pasaban las horas hilando calceta mientras contemplaba cómo funcionaba la “herramienta” de “Monsieur Guillotiné”. La violencia, la rebelión y la revolución no están reñidas con el jolgorio y la juerga. Mejor que se calle y pase por caja a cobrar el suculento salario que le paga el Estado al que insulta y agrede continuamente.
Rufián, el político que merendaba mientras sus paisanos se rebelaban (Foto de Internet)
Rufián, el político que merendaba mientras sus paisanos se rebelaban (Foto de Internet)
Si algo ha quedado claro en esta primera sesión de las declaraciones testificales (hay propuestos 256, por lo que esto va para largo) son las posturas antagónicas que mantienen las acusaciones y defensas en torno al delito de rebelión, pues donde unas ven subversión del orden constitucional como paso previo y necesario para la declaración unilateral de independencia, las otras ven concentraciones cívicas y pacificas en defensa de derechos fundamentales.
Por las preguntas que han ido formulando los diversos abogados defensores (echando “balones fuera” respecto a la rebelión) parece que se encaminan a aceptar (para sus patrocinados) el “mal menor” de que puedan llegar a ser condenados por “Desobediencia”, al ignorar tanto al Tribunal Constitucional como al TSJC, con la cantinela (ya viral) de que la democracia está por encima del Estado de Derecho.
Así, en esta semana, han concentrado todos sus esfuerzos en intentar desmontar la rebelión con un relato antitético con el planteado por la Fiscalía, para la que no hay “desobediencias aisladas” (“puntuales”, como se dice vulgarmente) sino que todas ellas deben ser sumandos cuyo resultado será el integrante del delito de rebelión, ya que cada una de esas “desobediencias” es una nota en el pentagrama que la “orquesta separatista” utilizó para llegar a la proclamación de la república, sin olvidar que los “directores”, los que hacían todos los llamamientos a la rebelión, a la participación masiva el 1 de Octubre y al voto sin miedo frente a la presumible acción policial ordenada por las instancias judiciales para impedirlo, fueron las más altas instituciones del Gobern y Parlament.
Soraya Saenz de Santamaría, durante su declaración (Foto de Internet)
Soraya Saenz de Santamaría, durante su declaración (Foto de Internet)
Las tan esperadas declaraciones del Presidente Rajoy y de la Vice Presidenta Saenz de Santamaría fueron (a mi entender) decepcionantes; muy institucionales, muy correctas, muy firmes en las formas, pero con poco contenido “sustancial”; o los interrogadores no acertaron con sus preguntas o ambos testigos vieron todo el “procés” desde una peculiar distancia, aquella en la que no cabían negociaciones ni conversaciones sobre temas que fueran en contra de la Constitución, el ordenamiento jurídico y la unidad de España.
Los testimonios de Gabriel Rufián, Albano Dante Fachín y Ada Colau reflejaron (además de su prurito personal de incomodidad al ser interrogadas por VOX) el discurso separatista de la deslegitimación del Estado, pero el del lendakari Iñigo Urkullu (traído a declarar por los abogados defensores) se salió de lo previsible y (a nuestro parecer) rompió todos los esquemas de la estrategia de la defensa, ya que fue un autentico torpedo contra la línea de flotación de la nave separatista. Su frase (atribuida a Puigdemont) de que si convocaba elecciones autonómicas en vez de proclamar la república se le “rebelaba” el pueblo que estaba en plena efervescencia, es demoledora para entender el carácter violento del nacionalismo catalán.
Urkullu declarando ante el Supremo (Foto de TVE)
Urkullu declarando ante el Supremo (Foto de TVE)
Tras la declaración de Urkullu, la que prestó la alcaldesa de Barcelona Ada Colau (personajillo de tercera división) resultó muy difícil de sostener; el lendakari había dicho que la consulta del 1 de Octubre era ilegal; que no medió entre Puigdemont y Rajoy; y que la “caldera” del separatismo estaba tan hirviente que si no se proclamaba la república “podía pasar cualquier cosa” (nada bueno). Por mucho que Colau se esforzó en decir lo contrario, las aseveraciones del vasco continuaban sonando contundentemente en el amplio salón ante la perplejidad del abogado de Jordi Turull (Quico Homs) que lo había propuesto y la incomodad manifiesta de los procesados Junqueras, Romeva, Rull y el propio Turull a los que cuestionó el tópico de que el único camino del nacionalismo es el quebrantamiento de la legalidad. Había quedado claro de que las reivincaciones solo pueden articularse dentro del respeto a la ley y mediante un pacto con el Estado.
Francesc Homs, al que le salió “el tiro por la culata” en el interrogatorio del Lendakari (Foto de Internet)
Francesc Homs, al que le salió “el tiro por la culata” en el interrogatorio del Lendakari (Foto de Internet)
Las declaraciones de Artur Mas, Nuria de Gispert y Marta Pascal no aportaron nava relevante; muchos “balones fuera” (Pascal, de forma vergonzosa), no recordando nada de aquello que se les preguntaba, si la respuesta les podía comprometer a ellos o perjudicar a los procesados. En cuanto al ex ministro Montoro, que había dicho allí donde le quisieron escuchar que su “marcaje” de las cuentas de la Generalitat había sido tan perfecto que desde las mismas no había salido ni un euro para el “procés”, ante el TS admitió que tal vez le habían engañado, que le podían haber “metido un gol”. Seguro que sí, y por toda la escuadra, añadimos nosotros.
A partir del lunes 4 de Marzo se iniciarán las declaraciones de los testigos de cargo propuestos por las acusaciones, para que precisen si hubo o no hubo violencia mediante la que se llegó a la declaración de independencia de la república catalana y, por lo tanto, a su separación del resto de España. No obstante, antes del inicio de esa “interesante semana” nos queremos hacer un planteamiento objetivo (sobre la violencia) y una reflexión final.
La premisa desde la que partimos nosotros es que la “violencia” solo la puede ejercer legítimamente el Estado, que con arreglo a las leyes puede (y debe, según el caso) practicar la fuerza.
Que en el “baile de cifras” entre “votantes”, “ciudadanos heridos”, “policías desplazados a Cataluña” y “cuantos resultaron heridos el día 1 de Octubre”, vamos a aceptar las ofrecidas por los separatistas (dos millones de votantes y mil heridos); que el Gobierno envió un contingente de seis mil miembros de las fuerzas de orden público, entre policías y guardias civiles, de los que (también, según el Gobierno) resultaron heridos cuatrocientos treinta y uno. Al decir “heridos”, de uno u otro lado, no consta si existe algún porcentaje de lesiones de gravedad por lo que intuimos que fueron leves, de una primera “cura” sanitaria (no vamos a meternos con las “simulaciones” que los medio de comunicación pusieron de relieve).
Con ese planteamiento resulta que los mil heridos de entre dos millones de votantes-manifestantes representan un 0,05 % mientras que de los seis mil policías que “aporreaban salvajemente” (según Rufián), los 431 heridos son un 7,183 %.
La reflexión parece obvia: ¿Quién ejerció mayor violencia? ¿Quiénes estaban legitimados para ejercerla para mantener el orden público y respetar, haciendo respetar, las leyes y los mandados judiciales, o la “masa” que los rebeldes impusieron como “escudos humanos” para conseguir sus propósitos separatistas?

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