sábado, 14 de julio de 2018

Derecho, justicia, política, separatismo, ambiciones personales y 'sentido común'

El expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, en Alemania. (Reuters)
El expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont,
en Alemania. (Reuters)
“Éramos pocos y parió la abuela” (dicho popular que se aplica cuando hay algo malo y todavía aumenta) frase que traigo a colación con motivo de la resolución dictada por el tribunal provincial alemán de Schleswig-Holstein autorizando la entrega a España del “capitán araña” Puigdemont para ser juzgado solo por el presunto delito de malversación de caudales públicos y no por rebelión, rebelión que “no ve” dicho tribunal pues (copio la traducción que tengo a la vista) “el uno de Octubre no hubo guerra civil en las calles” y, por lo tanto, “no existió la suficiente fuerza como para derribar al Estado…” Claro que (añado yo) si hubieran derribado al Estado ni Puigdemont hubiera tenido que huir ni España aplicar el artículo 155 de la Constitución, pues la República catalana se habría convertido en independiente y España “a tragar” o iniciar la guerra civil que parece añorar el tribunal alemán.
Es de sentido común pensar que el ambicioso de Pedro Sánchez que actualmente está en la fase larvada de la “distensión”, antes de tirarse de cabeza en la “piscina de la moción de censura”, debió cercionarse de que había agua suficiente como para no partirse los cuernos, “agua” consistente en saber lo que querían quienes le iban a votar y cuando o como tendría que pagar lo que le exigirían. Todo está en marcha como ya hemos dicho en escritos anteriores. Uno tiene la poltrona de la Moncloa, otros los medios de comunicación, otros la modificación de la Ley de Memoria Histórica, otros la exhumación de los cadáveres de Franco y José Antonio, otros la erradicación de la asignatura de religión o la supresión de subvenciones a colegios concertados católicos, otros las subidas de impuestos que, lógicamente acabarán repercutiendo en el “pueblo llano” como siempre, otros los presos separatistas en las cárceles catalanas y a sus abogados retando a la nueva Fiscal General “para que recupere el prestigio internacional de la justicia española” puesto en la picota por el tribunal alemán y pida la inmediata libertad de todos los políticos presos, no los acuse de rebelión y exija al Juez que deje sin efecto las órdenes de detención de los fugados, otros nombrar comisiones para fiscalizar las “barbaridades” que hizo el Estado con el artículo 155, otros para restaurar, sin pérdida de tiempo, la red de delegaciones del Gobern en el extranjero y así un largo etcétera.
Al “alimón” (de acuerdo a una enciclopedia taurina, al alimón es una forma de torear al toro en la que dos toreros usan simultáneamente una sola capa) el Parlament que ya ha recibido la notificación oficial de la inhabilitación de los diputados con auto de procesamiento firme por el delito de rebelión, dilata decir si va a cumplir o no con el mandato del Tribunal Supremo, duda muy razonable si tenemos en cuenta que nuestro “querido” Presidente al conocer que el tribunal alemán no ve la “rebelión” por ningún lado, ha dicho que hay que acatar esa resolución y ser juzgado en España (lo dice implícitamente, con la boca pequeña) por ese delito, con lo que si no hay rebelión para Puigdemont no la habrá para los demás, y la acusación de malversación no lleva consigo la inhabilitación automática por lo que todos (incluido el “capitán araña”) podrán volver a sus puestos políticos por mientras se celebra su juicio, si llega a celebrarse, pues la tentación de la amnistía esta gente la tiene muy interiorizada para aflorarla en el momento oportuno ahora puede ser demasiado pronto, ¿Tal vez en el programa electoral del PSOE, PODEMOS, PCE, PNV, ERC, CUP y CONVERGENCIA -con sus diversas etiquetas-?
Hace cerca de 100 años que Benito Mussolini y el general Miguel Primo de Rivera dieron sendos golpes de Estado incruentos en Italia y España, con el consentimiento tácito de sus dos jefes de estado respectivos, el Rey Víctor Manuel III y Alfonso XIII, que después lo convirtieron en expreso (el consentimiento) al nombrarlos jefes de gobierno de sus respectivos países.
En España, Pedro Sánchez ha dado un golpe de estado semejante (y nombrado Jefe del Gobierno, con la firma del Rey), con una ligera capa de “barniz democrático” consistente en la “compra” de voluntades a grupos políticos muy heterogéneos y con un solo denominador común: Erradicar del poder al Partido Popular e iniciar la subasta de España, en los ámbitos culturales, religiosos, territoriales e intervencionista en los medios de comunicación para enrocarse en el “Poder” y preparar el terreno para ganar (como sea) las próximas elecciones para perpetuarse en el “machito” y poder hacer de España “de su capa un sayo” cuyo significado es: “obrar alguien según su propio albedrío y con libertad en cosas o asuntos que a él (y a su ideología política) sólo pretende que le corresponden.
Es obvio (sentido común puro) que los Jueces y Fiscales del Tribunal Supremo intervinientes en la causa penal contra los separatistas rebeldes se encuentren sorprendidos por la reacción del Poder Ejecutivo ante la resolución del tribunal alemán, actitud que parece ser como una “orden” o “advertencia” del camino que el Poder Judicial debe seguir en el futuro teniendo en cuenta (como ha escrito hoy Luis Herrero) de que un Poder puede “poco” si tiene enfrente a los otros dos, como es el caso, y que la reiteración manifestada de que “el conflicto catalán es político” lleva a la reflexión de que si es político, solo se puede solucionar políticamente (bajándose los pantalones) y por tanto ¿Qué pintan los jueces ante un conflicto político? Por ahí van, tímidamente de momento, los tiros y la única esperanza que le queda a España es que el Poder Judicial se “apriete bien los machos”, pues buena falta le va a hacer para enfrentarse al “toro” que ha de torear y (esperamos) estoquear y matar.
Hemos defendido que, procesalmente, es totalmente legal decretar la libertad provisional de los presos preventivos siempre que se mantenga la acusación por rebelión y que los que ostentan cargos políticos (que se han suspendido por el Tribunal Supremo) dejen de ejercerlos, pues a la presunción de que no se fugarán (no lo hicieron antes) se añadiría la imposibilidad de que pudieran reiterar en sus actividades delictivas como “funcionarios”, dentro de las Instituciones, e incluso los huidos podrían acogerse a tal beneficio (también sin ser ya diputados) volviendo a España y presentándose en el Tribunal Supremo que debería tener en cuenta que no podían tener peor condición que sus compañeros ya excarcelados.
Si las libertades (que se darán, sin duda) que pedirán la semana próxima (según la prensa catalana) los abogados de los presos, es asumida por la Fiscalía pese a que no se haya llevado a efecto la inhabilitación de los mismos, asomará no solo la oreja sino “el cerdo completo” de la presión del Gobierno sobre la Fiscal y dejarán en mitad del ojo del huracán al Magistrado-Juez instructor que deberá decidir sobre ese tema de la libertad, aunque previamente deberá hacerlo (solo él tiene potestad para ello) si acepta la entrega de Puigdemont limitada a ser juzgado solo por malversación de caudales públicos, cosa que desmontaría de cabo a rabo todo el sumario instruido hasta el momento y llevaría a Puigdemont a la presidencia del Gobierno catalán.
Y antes de finalizar (siempre me alargo demasiado, soy excesivamente “pesado”) quiero dirigirme a los separatistas de todo pelo que pululan por España, aunque principalmente a los catalanes que comandan los bobalicones y analfabetos políticos Puigdemont y Torra (con sus bandas de “cornetas y tambores”) que tienen a Quebec como el espejo en el que mirarse cuando suspiran por la independencia, para decirles que sería conveniente leyeran a Julio Verne (francés), concretamente la juvenil novela Famille sans nom, porque si la hubieran leído sabrían que los pueblos francés e inglés constituyeron realidades perfectamente diferenciadas, en Canadá, a lo largo de las respectivas colonizaciones. Lo que no ocurre en Cataluña, cuya población proviene de muy distintas partes del Estado español. Todos, catalanes, andaluces y canarios, somos españoles que no podemos aceptar una usurpación de nacionalidad. Pensar que el titular de un derecho de autodeterminación es un mítico "pueblo elegido" no deja de ser una disparatada presunción.
A tener en cuenta también que el llamado informe o dictamen Cassese elaborado por ese politólogo a petición del gobierno federal de Canadá solo reconoce dos categorías de pueblos: Los que viven bajo dominación colonial o bajo ocupación extranjera, para tener derecho a la autodeterminación…
Parece mentira que estos catalanes separatistas que se las dan de “progresistas”, “europeístas”, “demócratas” y otras alabanzas no sean capaces de ver que la Nación romántica del Siglo XIX (raza, lengua, espíritu, etc.) es una antigualla frente a la Nación moderna que solo puede definirse en función del Derecho.
Por lo que respecta a los textos internacionales que los separatistas alegan para su pretendido derecho de “decidir”, sustraen de los mismos (según he podido comprobar) los párrafos o partes que les interesa ocultar, como los siguientes: “el derecho de libre determinación se reconoce a la población de los Estados, los fideicomisos y los territorios no autónomos advirtiéndose, en este mismo sentido, que tal derecho no autoriza, ni fomenta "acción alguna encaminada a quebrantar o menoscabar, total o parcialmente, la integridad territorial de Estados soberanos e independientes dotados de un gobierno que represente a la totalidad del pueblo perteneciente al territorio, sin distinción por motivos de raza, credo o color". “Por tanto, no se puede ignorar, salvo que la intención sea confundir, que la regulación internacional del derecho de libre determinación de los pueblos encuentra su verdadera razón de ser en el proceso de descolonización. Fuera de estos supuestos, sólo parece razonable aceptar la libre determinación en aquellos casos de pueblos anexionados por conquista, dominación extranjera, ocupación o pueblos oprimidos por violación masiva y flagrante de sus derechos” (Nada de lo expuesto puede ser, afortunadamente, predicable de Cataluña).
Y como el señor Sánchez, con la caterva de asesores que ha incorporado a su equipo tiene más medios que un servidor, no le habrá sido difícil tener acceso a las palabras de Miquel Roca Junyent (uno de los “padres” de la Constitución) en un curso de verano desarrollado en El Escorial, con las que ha vuelto a sugerir que es posible un referéndum LEGAL NO VINCULANTE autorizado por el Gobierno, para que el pueblo catalán se manifieste sobre si quiere o no la independencia. Suponemos (no es demasiado difícil suponerlo) que Don Pedro tendrá en cuenta este otro “mimbre” para tejer el “cesto” de la ruptura de España, en la que también tiene algún papel el siniestro Soros al que tan de tapadillo arrulló en La Moncloa días pasados.

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