viernes, 1 de junio de 2018

¿Tenemos que llorar por ti, querida España?

Pedro Sánchez (PSOE) y Mariano Rajoy (PP)
Pedro Sánchez (PSOE) y Mariano Rajoy (PP)
La pregunta que hoy viernes 1 de Junio de 2018 se hace la gente, a izquierda y derecha pasando por el centro es ¿y ahora, qué? Se ha derribado a Mariano Rajoy y con él a su gobierno del Partido Popular que eran (pese a su corrupción) el único obstáculo que los separatistas tenían ante si para consumar sus pretensiones rupturistas, para acabar con la Nación española. Eran (ya lo hemos dicho en otras ocasiones) un dique débil, pero al fin y al cabo un dique de contención que ahora no existe. En su lugar se ha abierto una ancha compuerta por la que podrán discurrir todas las opciones de esas veintidós formaciones políticas que tras mandar al PP a la papelera (espero que sea la de reciclaje) pese a sus 134 escaños de su mayoría minoritaria.
En la antigua Grecia cuando alguien quería conocer su futuro iba a consultarlo al famoso Oráculo de Delfos (digamos la gente normal para consultas “normales”), pero cuando el futuro podía estar en las garras de Hades, Dios del Inframundo (en el que ahora parece ser estamos aquí) se peregrinaba al oráculo de Nekromanteio de Aqueronte, para pedir a los antepasados muertos la forma y modo de salvar los aparentemente insalvables escollos en los que se encontraban, como dice (Homero, en la Odisea) que hizo Ulises en su propósito de volver sano y salvo a Ítaca.
Creo, sinceramente, que en este comienzo del siglo XXI ni en ese lugar sagrado de la antigüedad sería capaz el Dios Hades, a través de las generaciones de españoles que defendieron y murieron por España cuyas almas allí yacen, darnos la respuesta de que va a pasar en nuestra Patria a partir de este momento ¿Sobrevivirá a la caterva de antiespañoles que, bisturí en ristre, están dispuestos a diseccionarla? Los retos son de carácter cuasi bíblico: Un Gobierno (del PSOE) débil, muy débil, cuyos apoyos coyunturales pueden manejar a Pedro Sánchez a su antojo (o dejarlo caer) para conseguir amnistías para los presos, retirada de acusaciones, vuelta de los huidos (Puigdemont ha ganado la baza). Un antisistema (Pablo Iglesias) que con su equipo de PODEMOS y Confluencias se ha ofrecido a entrar en el Gobierno del PSOE para “merendárselo” desde dentro. Un “clamor” de PODEMOS, COMPROMIS, ERC, PDeCAT, Izquierda Unidad y PNV para incorporar el semántico “derecho a decidir” en el Estatuto Vasco y en el previsible rehabilitado Estatuto catalán que fue declarado inconstitucional porque era una declaración de independencia solapada. Una crisis, la catalana, abierta en canal tal como la ha dejado el PP, que el PSOE se verá obligado a cerrar de la mano de los delincuentes golpistas (mezclarán policías, presos, jueces, carceleros y delincuentes diversos en un terrible coctel). Un Iglesias llorón por las “víctimas” del torturador Willy el Niño, ese policía malo del franquismo, para incentivar al nuevo Gobierno a activar nuevos mecanismos con los que borrar de la Historia cuarenta años de sus páginas; lloros que se convierten en sonrisas cómplices con el espécimen feminista representante de BILDU cuando se saca a la palestra a los niños asesinados por ETA en el Cuartel de la Guardia Civil de Vic o en el de Zaragoza (el responsable de estos últimos, Josu Ternera, anda suelto por Europa, viviendo del ¿presupuesto vasco?)
La actitud del señor Pedro Sánchez al promover y conseguir echar al PP y a Rajoy del poder para ponerse él (ya tienes el sueldo asegurado de por vida, majete) me recuerda al “salto de la rana” que en los años sesenta del pasado siglo realizaba El Cordobés, aquel torero que para escapar de la ortodoxia de la pureza taurina (porque no sabía torear) hacía cosas tan raras, sin importarle las críticas de los entendidos. Muchos saltos de rana necesitarán el PSOE y su líder para ir de charco en charco sin partirse la cabeza. Charcos no le van a faltar, con más o menos agua no lo sé, pero que no se preocupen pues los renacuajos necesitan escaso líquido para sobrevivir y desarrollarse.
Ya hemos sido testigos de la primera claudicación de Sánchez ante los independentistas: Aceptar unos presupuestos infumables (para el PSOE y PODEMOS) que tendrán que comerse “con patats”, para que le vote el PNV y así obtener el triunfo. Esta humillación tenía que ser explicita, a la vista de todos, para obtener los votos. Otras concesiones (al propio PNV, respecto de los presos de ETA) a las formaciones separatistas catalanas pueden esperar unos días (buenas fechas para efectuar los mayores desaguisados es en pleno mes de agosto, con la ciudadanía de vacaciones) hasta ver lo bien que se está en el sillón de La Moncloa...
Si los patriotas españoles hemos de llorar por nuestra querida España ¿Quién enjugará nuestras lágrimas? ¿Se obviarán los artículos 2 y 8 de nuestra Constitución? Y el Rey, como Jefe del Estado y sobre todo como Jefe supremo de las Fuerzas Armadas ¿Será capaz de salir de la Zarzuela y ganarse el sueldo que se le paga?
Repasando la Historia y viendo los graves momentos por los que pasó la Patria (hundimiento de la Escuadra de Felipe II, derrota de los Tercios en Rocroi, desmembración del reino en 1640 cuando se perdió para siempre a Portugal, aunque se recuperó a Cataluña, Guerra de Sucesión del siglo XVIII con la perdida de los territorios europeos, Gibraltar y Menorca –se recuperó la isla pero no el peñón-, Invasión francesa, I República con la disgregación territorial a manos de los cantonalistas, independencia de las naciones americanas, guerra con EEUU y perdida de los restos del imperio en 1898, Guerra de Marruecos, con el desastre de Annual en primer término, guerra civil, bloqueo internacional a Franco, hambre de los años 40, Maquis, asesinatos de ETA…) no parece que los enemigos actuales (Puigdemont, Tardá, Junqueras, etc.) tengan la categoría necesaria para tumbar a una Nación centenaria como la nuestra. Lo malo está en los de “dentro”, las manos que mecen las cunas de PODEMOS, independentistas, comunistas, ambiciosos tipo Sánchez, multimillonarios como Soros o Roure que juegan con todos nosotros...
Ya lo he dicho en otras ocasiones. Solo me mueve el escribir estas líneas mi amor a España; la Nación está (debe estar) por encima de todo. Es la herencia recibida de nuestros antepasados. Sin ella nosotros no seremos nada. Unos bichos raros perdidos por el espacio sideral.

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