miércoles, 13 de junio de 2018

¿Está en marcha un golpe de estado de la izquierda para liquidar la nación española desde las instituciones democráticas?

El Oráculo de Delfos.
El Oráculo de Delfos.
A mi modesto entender ya no es necesario acudir a los Oráculos de la antigua Grecia para saber lo que nos iba a deparar a los españoles el futuro político pues, ese futuro, ya está aquí; lo tenemos ante nuestros ojos, a la vista de todos. Unos (pocos) lo reconocerán en público; otros (bastantes más, en privado). No obstante, la inmensa mayoría adoptará la postura de Don Tancredo o la actitud del “no sabe/no contesta” de las encuestas.
En este blog y en mi muro de Facebook escribí el 16 de marzo pasado sobre la pleamar con la que la izquierda iba a intentar inundar a España con sus reivindicaciones políticas si conseguía llegar al poder (movilizaciones de pensionistas, de feministas, homosexuales de variado pelaje, anticapitalistas, indignados varios, neocomunistas disfrazados de Podemos, Mareas o Compromis…) Pues bien, ya está aquí, la marea sube y sube desde que el partido socialista gobierna… Ya no hay signos religiosos en las tomas de posesión, ya hay mayoría de féminas en el Consejo de Ministras/Ministros en el que se incrustan con luz y taquígrafos (no me parece mal) homosexuales serios y no tan serios (más bien payasos por sus actuaciones televisivas). En definitiva: Un cambio radical, dentro de la legalidad. Casi como aquel encaje de bolillos de Adolfo Suárez que se llamó “de la Ley a la Ley”.
Sánchez y sus Ministras/Ministros
Sánchez y sus Ministras/Ministros
En esos mismos medios de expresión manifesté el 27 de mayo que echar al PP y a Rajoy al cesto de los papeles con la excusa de la sentencia del caso Gurtel no imputable jurídicamente a los mandatarios actuales, pero si moralmente, era derribar la viga maestra en la que se apoyaba la ya débil integridad territorial de nuestra Nación. Ya no está el PP y por lo tanto no hay dique que pueda contener (por el momento) la fragmentación de España. Los separatistas que ayudaron bajo la batuta de PODEMOS (PNV, ERC y CONVERGENTES) ostentan el poder en sus respectivas Comunidades y mientras los vascos parece ser que se contentan en un primer momento con el control en exclusiva de las Prisiones y de la Caja de la Seguridad Social, los catalanes exigen ya la libertad de los delincuentes golpistas, la aplicación de una amnistía por sus delitos, continuar en la senda separatista con el cerril de Torra en Barcelona y el cobarde de Puigdemont desde Alemania o Bélgica. Y no olvidemos que estos delicados termas los va a gestionar personalmente el presidente Pedro Sánchez, que pondrá la letra, mientras que su antecesor Rodríguez Zapatero (que pone la “música”) ya le apunta que la solución está en volver al Estatut de 2010 que declaró (en algunos aspectos) no acorde con nuestra Constitución el TC, por lo que anularon diversos artículos que determinaban la independencia de facto de Cataluña (Tribunal Supremo, Administración de Justicia, Hacienda propios; idioma catalán exclusivo (nada de cooficial con el castellano); potestad legislativa al margen de la española respecto de esos temas, así como el reconocimiento de que Cataluña era una Nación, distinta a España, con proyección política diferente y diferenciada.
Un mediano estudiante de Derecho Político diría que reconocer que en el seno de España existe “otra Nación” es lo mismo que aceptar su autodeterminación y conversión en Estado soberano en el momento que le pete sin necesidad de consulta ni referéndum. Eso es lo que el cretino de Zapatero al alimón con el “sociolisto” de Maragall y la colaboración necesaria de Mas llevaron a efecto valiéndose de sus mayorías parlamentarias. Y ahora va a ofrecer Sánchez a Torra (y Puigdemont) volver a aquel Estatut anticonstitucional, ¿Dejando sin efecto una sentencia por vía de la mayoría de los 22 grupos parlamentarios que le auparon a la presidencia? ¿Revisándola por cauces ilegales que equivaldrían a un golpe de Estado? No soy capaz de ver la luz al final de este túnel.
Zapatero y Maragall. El apretón de manos con el que se “vendía” Cataluña
Zapatero y Maragall. El apretón de manos con el que se “vendía” Cataluña
Si se me perdona la inmodestia añadiré que el día uno del presente mes de junio publiqué otro artículo de opinión que titulé ¿Tenemos que llorar por ti, querida España? La respuesta, hoy día 13, obviamente es que sí. Quien, como el que esto escribe, ame a esta nuestra Patria, a esta centenaria y gran Nación, ya puede empezar a derramar lágrimas de pena y desesperación. “Esto” se nos va como el agua que uno pretende retener entre las manos.
Hace unos días el Parlamento de Navarra (controlado por batasunos y PNV) ha solicitado un referéndum para que el pueblo se pronuncie si quiere Monarquía o República. Ignoro si seguirá adelante tal propuesta o la vetarán mediante recurso de inconstitucionalidad el gobierno o algún grupo político que cuente con los diputados suficientes para ello. Lo que veo en tal gesto es como la cata de un “melón” (la forma de Estado) que puede hacer suya el gobierno socialista según el artículo 90 de la Constitución y que finalmente prosperaría pese a la mayoría absoluta del PP en el Senado (que vetaría el proyecto de ley) ya que, en ese caso, al volver al Congreso (la ley) la ratificaría por mayoría absoluta, que la tiene contando con sus “socios”. Y como esa ley sería de enorme trascendencia política (artículo 92) debería ser llevada a Referéndum que, paradojas de la vida, tendría que firmar el Rey (artículo 62), como firma todo lo que le pone encima de la mesa el Presidente (le guste o no). Y firmará (en su caso) los indultos de los rebeldes y sediciosos que el Gobierno le proponga.
El Parlamento de Navarra desde el que se ha echado el primer pulso para suprimir la Monarquía y sustituirla por la III República.
El Parlamento de Navarra desde el que se ha echado el primer pulso para
suprimir la Monarquía y sustituirla por la III República.
He dicho en otras ocasiones que no soy experto en Derecho Constitucional (cuando cursé la Carrera no existía la Constitución de 1978) pero como no soy excesivamente tonto y se leer, me parece que con la mayoría absoluta que puede manejar Pedro Sánchez en el Congreso se puede hacer un buen trabajo de ingeniería jurídica para ir modificando parcialmente la Constitución en aquellos aspectos que interesen a la Izquierda en general y a los nacionalistas-separatistas en particular (como se hizo con el artículo 135 a petición de la UE) para acostarnos una noche monárquicos y levantarnos al día siguiente republicanos, como les dijo a los periodistas Don Juan Bautista Aznar Cabañas, Presidente del Consejo de Ministros, el 13 de Abril de 1931 al ser preguntado si habría crisis de gobierno tras el resultado de las elecciones municipales del día anterior.
El Almirante Aznar, el último presidente de Gobierno en la Monarquía de Alfonso XIII (precisamente era tío abuelo de José María Aznar)
El Almirante Aznar, el último presidente de Gobierno en
la Monarquía de Alfonso XIII (precisamente era tío abuelo de José María Aznar)
La Monarquía está a punto de ser eliminada “legalmente” y el Rey tendrá que firmar su propia defunción si los 22 grupos parlamentarios que apoyan a Pedro Sánchez se lo proponen en serio. La Institución está enferma, primero por la conducta privada tan desordenada del anterior monarca (cuya legitimidad siempre ha sido puesta en cuestión), sus “negocios” que lo han enriquecido de forma desorbitada, el nefasto matrimonio de su sucesor (Felipe VI) con Leticia Ortiz, no porque sea “plebeya” y nieta de un taxista, sino por su reconocido antagonismo a la Casa Real, su manifestado republicanismo en muchas ocasiones y su discrepancia con la Iglesia y con los Militares a los que repudia. Ahora no les faltaba otra cosa que la condena al botarate de Urdangarin (cuñado del actual rey) y su próximo ingreso en prisión, lo que dará lugar a ser el hazmerreír de las monarquías europeas. El tonto de baba de Iñaki quiso emular a su suegro (en mezquina escala) en eso de los negocios y el dinero fácil y creo que ha puesto la guinda al epitafio de la Casa de Borbón.
Urdangarin y la Infanta le han dado la estocada mortal a la Monarquía.
Urdangarin y la Infanta le han dado la estocada mortal a la Monarquía.
No soy monárquico ni creo que muchos de mi generación lo serán. No obstante, desde un plano meramente teórico, prefiero una forma de Estado monárquica a otra republicana porque considero que una monarquía parlamentaria (como en Inglaterra, Suecia, Dinamarca, Holanda, Bélgica o Luxemburgo) puede ser más imparcial que un presidente de república adscrito a un determinado partido político e incluso puede ser contraproducente si, como ha ocurrido en Francia, el Presidente y el Jefe del Gobierno son de partidos diferentes y tienen que gobernar en esa extraña cohabitación (como ellos mismos la rotularon)
Y antes de finalizar este ya demasiado largo escrito, no puedo por menos que comentar un artículo de Arturo Pérez Reverte publicado en el XL Semanal de ABC, en el que comentando los debates políticos y literarios que organiza “Letras en Sevilla”, con cuya entidad colabora, pone de relieve la intervención del independentista AGUSTÍ COLOMINES, cachorro del pujolismo, uno de los “cerebritos” que idearon el “procés” que afirmó que para Cataluña, Valencia y las Baleares eran el equivalente de los países de habla española en América para España. Ante el follón que se armó en el auditorio, Pérez Reverte tomó el micrófono y la palabra, pidió calma y recordó que allí se podía hablar de todo (no como pasaba en Cataluña) y aprovechó para preguntar a Colominas si en países sin complejos como Francia y Alemania hubiera sido posible un “procés” semejante, quien sinceramente contestó que no, que allí no existirían ellos (ERC ni NEOCONVERGENTES) porque en Francia (a modo de ejemplo) en su momento eliminaron el catalanismo de tal modo que no existe la que ellos llamaban “Cataluña francesa”, y que si España no había hecho lo mismo (la eliminación, en los siglos que ha tenido para hacerlo) el problema actual lo había originado la propia España, por lo que ahora le tocaba joderse.
Antes de que se carguen la Monarquía, el Rey (y sus asesores) deben interiorizar que su único poder es el que el artículo 62 de la Constitución le confiere: El mando Supremo de las Fuerzas Armadas. Supremo quiere decir que no hay nadie por encima de ti en esa materia. Y esas Fuerzas Armadas tienen también un mandato constitucional en el artículo 8 para defender la integridad territorial de España.
Si no se le pone remedio, dentro de unos años (no demasiados) algún poeta tendrá que emular y parodiar a Rodrigo Caro (1575-1647) en sus versos dedicados a las ruinas de Itálica (Sevilla) diciendo: Estos, amigos, ¡ay dolor! que ves ahora, campos de soledad, mustio collado, fueron en tiempo España famosa, de la que solo quedan memorias funerarias.

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